Debo confesar que
no soy asiduo a las redes sociales, sobre todo al twitter, pero se me hace
necesario su revisión para saber lo que está pensando un sector, que considero
minoritario, de la acción política. Veo con asombro como un número importante
de los usuarios de la red se han dedicado a destruir toda iniciativa que lleve
al país a la normalidad. En los actuales momentos este grupo de ciudadanos,
muchos de ellos escondidos detrás de seudónimos o desde fuera del país, han
desatado toda una campaña para descalificar el diálogo, y a sus promotores. Son
tal la cantidad de epítetos e insultos utilizados que considero ocioso de mi
parte mencionarlos, pero uno de ellos me llama la atención, es la afirmación de
que aquellos que han acudido al llamado de la comisión de UNASUR, en
representación de un sector de la oposición, “no gozan de la representación” para
cualquier iniciativa de diálogo.
La representación
es un concepto muy amplio, la politología, la sociología y el derecho le dan
acepciones variadas; para la sociología la representación es una aceptación
colectiva de un hecho o individuo: como ejemplo podemos citar la aceptación de
la representación para el mundo católico del Papa como su mayor exponente o guía espiritual, sin mediar
ningún otro requisito para ello que la Fe.
Para el derecho es un acto jurídico: como cuando un ciudadano común le
firma u n poder a un abogado para que lo represente ante un tercero. Pero es la
politología la que engloba todos estos conceptos, enmarcándolo en un sistema
complejo de preferencias, y a su vez entran en juego otras condiciones para que
se dé el hecho de la representación. La representación política combina la
jurídica con esa representación sociológica, estudiada en profundidad por el
sociólogo alemán Max Weber, que nos introduce en términos muy conocidos en la
actualidad, como el de la representación de tipo carismática, muy utilizada
para describir al presidente fallecido.
Otra fórmula práctica
utilizada para aceptar la representación política, son las elecciones, donde
otorgamos mediante el voto nuestra representación a un individuo que actuará en
nuestro nombre en las diferentes instancias o niveles de gobierno: en el
parlamento, gobernaciones, alcaldías, entre otros cargos de elección popular.
Pero en nuestro país, y por la característica innata de ser un país
presidencialista, el presidente es el cargo de mayor representación política, y
ciertamente es quién lo ocupa el que representa a las mayorías o, a la primera
minoría electoral.
Ahora, del lado de
la oposición: ¿quién nos representa?, siguiendo este mismo esquema debemos
buscar argumentación para calificar o no la representación, necesaria por
demás, de los sectores de oposición. Es
innegable que los sectores opositores reunidos en torna a la Mesa de Unidad, han
logrado encauzar el descontento de millones de venezolanos frente al régimen, y
uno de sus mayores éxitos fue la escogencia, por primarias abiertas, de un grupo de venezolanos que compitieran
electoralmente a los diferentes cargos de elección popular. El más
representativo de ellos, Capriles Radonski, logrando obtener en la última
elección presidencial la más alta votación en tarjeta electoral en toda nuestra
historia, más de siete millones de votos (7.363.980 ), para ser exactos. Esta política, que considero por demás
acertada, fue conducida por un ciudadano con las más altas calificaciones,
tanto políticas como intelectuales, sumadas a una vasta experiencia en el hacer
político, que logró articular opiniones y objetivos disímiles, en momentos nada
fáciles y apremiantes, para cumplir con los objetivos de la Unidad; Ramón
Guillermo Aveledo, y esto lo afirmo por el sin fin de reuniones en las que
participe en la Mesa de la Unidad en representación de La Causa R, donde cada
día me demostró su integridad y firmeza en la vía democrática. Cuando veo que
mi representación descansa sobre figuras como esta, siento que vamos por buen
camino.
Siendo demócrata, y
creyendo abiertamente en el diálogo, y ciertamente no poseyendo la verdad
absoluta, les recomiendo a aquellos que por las redes sociales se dedican a
destruir, y prefieren que su representación la ejerzan los encapuchados que
están sometiendo a un grupo de venezolanos a un secuestro activo, bajo toda una
acción irracional, ayudando a los cuerpos de seguridad del estado, a mantener
bajo el terror a urbanizaciones enteras. A ellos les pido, inventen un método
para escoger a sus representantes para que hablen por ustedes. Si lo logran me
tomo el atrevimiento de recordarles que en la actualidad nos gobiernan los
encapuchados de los años setenta y ochenta, y los resultados están a la vista.