viernes, 7 de julio de 2017

SAL – ario

Salario deriva del latín salarium, que significa “pago de sal” o “por sal”. El término proviene del antiguo Imperio romano, donde muchas veces se hacían pagos a los soldados con sal, la cual valía su peso en oro, dado que la sal en la antigüedad era una de las pocas maneras que se tenía de conservar la carne, es decir, poniéndola en salazón. Que por cierto en salazón están los trabajadores venezolanos.
En la actualidad, como nunca, la raíz etimológica del término, no había sido tan adecuada a lo que estamos percibiendo como remuneración por nuestro trabajo, es que ciertamente lo único barato que se consigue en los supermercados y en grandes cantidades es la SAL, por cierto, en diferentes y variadas presentaciones, y por lo mismo ni para los bachaqueros  ha sido negocio.
El gobierno en su afán de poner a la par el SAL-ario con la inflación, decretando un sin número de aumentos salariales inconsultos y sin participación de los trabajadores y empresarios, como debería ser en un país democrático, lo que ha logrado es destruirlo. Por más aumentos que se otorguen a los trabajadores, si ellos no van acompañados de una política de control y disminución de la inflación, será imposible que el SAL-alrio alcance para, por lo menos, adquirir la cesta básica alimenticia.
El gobierno que está siendo asesorado en materia económica por un ciudadano de nacionalidad española, y conste no tengo ninguna animadversión con nuestros antepasados conquistadores; individuo que pareciera se ha instalado en nuestro país para experimentar una serie de “medidas económicas”, que en España a nadie se le ocurriría plantear. Recordemos que la inflación en España por más de 10 años no ha pasado de un digito, lo que ha logrado mantener el poder adquisitivo de los españoles, a pesar de la crisis económica que les tocó atravesar en estos últimos años. Pero, me imagino, que no teniendo público en España para sus teorías económicas, este españolete, sin querer ser despectivo, lo digo con cariño, ha venido a poner en práctica su experimento en nuestra tierra, y pareciera que los economistas del gobierno, que deben haber, (es contigo José Luis), han aceptado sin chistar todas las barbaridades que se les ha ocurrido a este genio de la economía socialista.
Mientras experimentan con nuestra economía, experimento que lleva más de 15 años, los trabajadores formales han venido perdiendo su SAL-ario a “paso de vencedores”. Los trabajadores no saben qué hacer frente a esta “política económica”, algunos protestan y critican argumentando que los aumentos inconsultos del salario minino, (bien mínimo por cierto) generaran de forma inmediata el aumento de todos los productos de la cesta básica, otros lo justifican por cuestiones ideológicas, por aquello de la “guerra económica”, guerra que por cierto han  perdido de calle.
Colocando la guinda que le faltaba a la torta económica, el presidente obrero anuncia a toda voz que con la constituyente implementarán un “control férreo” a los precios de los productos, será que se le olvida al presi, que entre controles hemos andados desde el inicio de su mandato, y lo único que se ha logrado con ello, es la desaparición de la gran mayoría de los productos básicos, que con solo asomarse al balcón del pueblo puede constatarlo, allí mismo está muy cerca una cola por el pan que lo que da es miedo.

Pero lo que si es cierto, es que no hay aumento salarial que alcance a la inflación en esa carrera de nunca acabar, cosa que se ha demostrado a lo largo de la historia económica;    y por último a mis amigos del gobierno les pido que despidan al españolete y hablen con Rafael Correa, ahora que no tiene chamba fija, para que lo traigan al país y nos eche una mano en lo económico, ya que bajo su mandato en la hermana república del Ecuador, la inflación en ese país nunca superó el 5%, tal vez y hasta no nos cobre, por eso que algunos llaman agradecimiento.



Una historia de nunca acabar

Venezuela esta hundida en una confrontación política que pareciera no tener fin, desde los años ochenta algunos sectores del país decidier...