domingo, 27 de septiembre de 2020

Allí vamos otra vez

La indignación, la rabia, la incertidumbre de no saber si esta tragedia tendrá final nos empuja a la irracionalidad, nos aleja del sentido común, de la objetividad, es comprensible, somos seres humanos que la mayoría del tiempo nos movemos por sentimientos, la rabia, que es uno de ellos, casi siempre termina siendo un combustible peligroso. Al no encontrar respuestas de quienes están llamados a darlas, nos embarga la ira y nos preguntamos ¿Cómo llegamos a esto?, y acto seguido buscamos a los culpables, alguien debe responder por esta situación, que nos deja abandonados a la suerte de Dios.

El sociólogo español Manuel Castells se ha dedicado a estudiar el porqué de los movimientos sociales que se vuelcan a las protestas en su mayoría terminan en violencia, nos dice que en parte estos movimientos se mueven por la rabia, el desencanto, y por ende consideran que la clase política solo se ocupa de sus propios intereses, que se ha encerrado en sí misma, que solo se hablan entre ellos, que no se ocupan por los intereses de los ciudadanos, pero lo lamentable es que estos estallidos sociales no resuelven los problemas, muy por el contrario los agravan, ya que no cuentan con un liderazgo responsable que los canalice para lograr sus objetivos.

Negar la gran responsabilidad de aquellos que con ideales y consignas pretender llenar los estómagos de un 80% de la población que se encuentra en la pobreza, simplemente es un sin razón, igual que numerar las terribles penurias que pasan a diario millones de venezolanos para medio vivir, es también perder el tiempo.

La rabia nos ciega, la rabia nos mueve, la rabia desahoga, pero al pasar la rabia, que en algún momento sucede, nos damos cuenta de que nada conseguimos, que nuestra rabia solo sirvió para traernos mayores desgracias, y frente a la rabia ¿qué? nos preguntamos, la respuesta más honesta sería canalizarla para lograr alianzas que nos permitan construir mayorías orgánicas que se puedan expresar de forma concreta, con objetivos claros, y sobre todo con un rumbo cierto que nos marque un camino y un destino.

Muchos desde la comodidad  incitan y celebran nuestra tragedia, gritan a distancia “el pueblo despertó”, llaman a descargar la rabia, se frotan las manos y dicen “falta poco, ahora sí” montan en sus redes videos y fotos de un pueblo siendo atropellado nuevamente por los que dominan con el poder de las armas, y llaman al “mundo” para que vean que tienen razón, que es necesario una fuerza multinacional que acabe con el “régimen genocida”, disfrutan desde Madrid, Bogotá, Miami o Nueva York viendo por las redes el posible desenlace final, tienen a su jauría trabajando para promover la violencia, y si esta no es tal, no importa la inventan, que les importa utilizar fotos trucadas o videos que no se corresponden a las legítimas protestas, o pedir más sanciones, el objetivo es el mismo, aumentar el sufrimiento de la población (William Brownfield dixit) y por ende la rabia para que un pueblo noble sea el que cargue con las consecuencias, que no son más que mayores sufrimientos, “hay que seguir hasta que el dictador caiga”, es lo que dicen en los lujosos restaurantes donde se reúnen.

El gobierno por su lado sigue como la canción, ciego sordo y mudo, bueno no tan mudo, sigue el mismo guion, es cansón escuchar la misma retahíla de excusas, no reconocen su incapacidad y su ceguera ideológica, no son capaces de dar un vuelco y romper con el dogmatismo que los mantiene atados al siglo pasado, el mundo cambió y parece no darse cuenta. La geopolítica mundial se viene moviendo, los países en medio de su propia tragedia vienen desviando sus miradas más a lo interno, a sus propios intereses, países que hace poco se reunían y espetaban resoluciones en contra del gobierno, ahora se hacen los desentendidos, hemos sido el comodín de toda campaña electoral, el ejemplo de lo que no debe ser, hasta los EUN nos usa como el ogro del continente, y ni hablar de la comunidad europea, solo somos un tema de debate parlamentario, nada más, y mientras tanto entre sanciones y políticas atrasadas nuestro pueblo es el que da la cara y sufre las consecuencias, pero a la vez asume con fortaleza el seguir hacia adelante, no importa el cómo pero sale adelante, mientras otros pretenden destruir lo poco que queda hay millones que construyen, que se echan la rabia al hombro y siguen, saben que lo único que los puede liberar es el esfuerzo compartido, y el trabajo, esos son la mayoría, esa mayoría silente que espera una oportunidad para castigar a los responsables, saben que su momento llegará.  

Silvio Rodríguez, en Días y Flores, le da justificación a la rabia, esa rabia colectiva que nace del atropello y de los vejámenes, pero como también nos dice la canción, “La rabia ¡coño!, paciencia, paciencia”.

Aquí se las dejo:

https://www.youtube.com/watch?v=gDPCOjRVP_o

Ex embajador de EE.UU. propone controversial salida a crisis de Venezuela, el bloqueo como salida

https://www.youtube.com/watch?v=YX127WVcW0o&feature=emb_logo

domingo, 20 de septiembre de 2020

El Negacionismo

 

Un nuevo movimiento negacionista se extiende por Europa, protestas en Berlín, París y Londres son ejemplos de un movimiento que plantea que la pandemia es todo un teatro que pretende controlar la libre existencia y el desenvolvimiento del ser humano, utilizada la pandemia por los gobiernos para poner restricciones que violan la libertad individual, algo así como la nueva versión de la teoría de Michel Foucault en su obra Vigilar y Castigar, o la nueva versión del Big Brother de la novela de George Orwell.

Se han dado grandes movilizaciones en Europa de ciudadanos en protesta por las medidas que son tomadas por parte de los Estados para combatir la propagación del virus, se niegan a portar algo tan simple como un tapa boca, han convertido el rechazo a estas medidas en todo un movimiento de resistencia, la Policía de Berlín ha disuelto marchas en la ciudad, formada por alrededor de 30.000 personas que incumplían las medidas de seguridad, los parisinos critican el uso obligatorio de mascarillas que, consideran, induce "miedo" y "terror" entre la población, en Londres, cientos de manifestantes se reunieron bajo consignas como “No hay vacunas obligatorias”, “Los medios son el virus”.

Pero pareciere que este movimiento ya empieza a propagarse en otras partes del mundo, en nuestro continente las medidas son combatidas por seguidores de mandatarios como Bolsonaro, que abiertamente ha dicho que ese virus es una simple “gripezinha”, ni hablar del gran hermano del norte, en donde su presidente desde un principio dijo que lo de la pandemia no era tan grave, miles de norteamericanos se negaron abiertamente a cumplir con las medidas sanitarias que estableció la OMS, dándose enfrentamientos con los cuerpos de seguridad al desafiar las medidas impuestas por algunos gobernadores y alcaldes, el propio Donald Trump los desautorizo, bueno allí están los resultados, EUA es el primer país en contagios en el mundo, y luego lo sigue Brasil, países dirigidos por dos presidentes muy parecidos.

Los movimientos negacionistas no se suscriben solo al hecho de la negación de la pandemia, ha habido movimientos negacionistas en otros momentos históricos de la humanidad, que aún persisten. Si entendemos el negacionismo como lo define al autor Paul O'Shea, siendo este “el rechazo a aceptar una realidad empíricamente verificable”, entendemos entonces el negacionismo como un comportamiento humano, exhibido por individuos que eligen negar la realidad para evadir una verdad incómoda.

Son movimientos que han negado desde la evolución histórica del hombre, pasando por la negación al cambio climático, hasta llegar a negar el holocausto. Verdades que son verificables empíricamente, pero solo el hecho de no creer en ellas, los negacionistas se sienten con el derecho de negar esa realidad.

Hay otros autores que definen el negacionismo, como "una posición ideológica a través de la cual el sujeto reacciona sistemáticamente contra la realidad y la verdad”. En Venezuela ha nacido un movimiento negacionista, pasaremos a los libros de texto como los iniciadores de este movimiento que pretende negar una realidad empírica, el voto como herramienta de lucha democrática para cambiar gobiernos.

Se ha creado todo un discurso negacionista alrededor del voto que ha eliminado de facto su efectividad, y esto a pesar de toda la evidencia empírica e histórica que nos garantiza su efectividad en los diferentes escenarios donde se han dado grandes cambios sociales, numerar estos cambios es un ejercicio inocuo frente a este movimiento negacionista, el que ya está convencido de que votar no es la solución.

Lo lamentable de este hecho es que no es un movimiento minoritario, como los negacionistas en otros temas, como el de la pandemia, sino que se ha convertido en un movimiento que tiene muchos seguidores, convirtiéndose en una verdadera tragedia.

Derrotar este movimiento negacionista nos llevará años, y mientras tanto otra realidad nos devorará, el seguir en manos de uno de los peores gobiernos de nuestra historia, y en parte se lo deberemos a estos nuevos adoradores del negacionismo electoral.

Una historia de nunca acabar

Venezuela esta hundida en una confrontación política que pareciera no tener fin, desde los años ochenta algunos sectores del país decidier...