miércoles, 9 de abril de 2014

¿Quién me representa?

Debo confesar que no soy asiduo a las redes sociales, sobre todo al twitter, pero se me hace necesario su revisión para saber lo que está pensando un sector, que considero minoritario, de la acción política. Veo con asombro como un número importante de los usuarios de la red se han dedicado a destruir toda iniciativa que lleve al país a la normalidad. En los actuales momentos este grupo de ciudadanos, muchos de ellos escondidos detrás de seudónimos o desde fuera del país, han desatado toda una campaña para descalificar el diálogo, y a sus promotores. Son tal la cantidad de epítetos e insultos utilizados que considero ocioso de mi parte mencionarlos, pero uno de ellos me llama la atención, es la afirmación de que aquellos que han acudido al llamado de la comisión de UNASUR, en representación de un sector de la oposición, “no gozan de la representación” para cualquier iniciativa de diálogo.
La representación es un concepto muy amplio, la politología, la sociología y el derecho le dan acepciones variadas; para la sociología la representación es una aceptación colectiva de un hecho o individuo: como ejemplo podemos citar la aceptación de la representación para el mundo católico del Papa como su mayor  exponente o guía espiritual, sin mediar ningún otro requisito para ello que la Fe.  Para el derecho es un acto jurídico: como cuando un ciudadano común le firma un poder a un abogado para que lo represente ante un tercero. Pero es la politología la que engloba todos estos conceptos, enmarcándolo en un sistema complejo de preferencias, y a su vez entran en juego otras condiciones para que se dé el hecho de la representación. La representación política combina la jurídica con esa representación sociológica, estudiada en profundidad por el sociólogo alemán Max Weber, que nos introduce en términos muy conocidos en la actualidad, como el de la representación de tipo carismática, muy utilizada para describir al presidente fallecido.
Otra fórmula práctica utilizada para aceptar la representación política, son las elecciones, donde otorgamos mediante el voto nuestra representación a un individuo que actuará en nuestro nombre en las diferentes instancias o niveles de gobierno: en el parlamento, gobernaciones, alcaldías, entre otros cargos de elección popular. Pero en nuestro país, y por la característica innata de ser un país presidencialista, el presidente es el cargo de mayor representación política, y ciertamente es quién lo ocupa el que representa a las mayorías o, a la primera minoría electoral.
Ahora, del lado de la oposición: ¿quién nos representa?, siguiendo este mismo esquema debemos buscar argumentación para calificar o no la representación, necesaria por demás,  de los sectores de oposición. Es innegable que los sectores opositores reunidos en torna a la Mesa de Unidad, han logrado encauzar el descontento de millones de venezolanos frente al régimen, y uno de sus mayores éxitos fue la escogencia, por primarias abiertas, de un  grupo de venezolanos que compitieran electoralmente a los diferentes cargos de elección popular. El más representativo de ellos, Capriles Radonski, logrando obtener en la última elección presidencial la más alta votación en tarjeta electoral en toda nuestra historia, más de siete millones de votos (7.363.980    ), para ser exactos. Esta política, que considero por demás acertada, fue conducida por un ciudadano con las más altas calificaciones, tanto políticas como intelectuales, sumadas a una vasta experiencia en el hacer político, que logró articular opiniones y objetivos disímiles, en momentos nada fáciles y apremiantes, para cumplir con los objetivos de la Unidad; Ramón Guillermo Aveledo, y esto lo afirmo por el sin fin de reuniones en las que participe en la Mesa de la Unidad en representación de La Causa R, donde cada día me demostró su integridad y firmeza en la vía democrática. Cuando veo que mi representación descansa sobre figuras como esta, siento que vamos por buen camino.       

Siendo demócrata, y creyendo abiertamente en el diálogo, y ciertamente no poseyendo la verdad absoluta, les recomiendo a aquellos que por las redes sociales se dedican a destruir, y prefieren que su representación la ejerzan los encapuchados que están sometiendo a un grupo de venezolanos a un secuestro activo, bajo toda una acción irracional, ayudando a los cuerpos de seguridad del estado, a mantener bajo el terror a urbanizaciones enteras. A ellos les pido, inventen un método para escoger a sus representantes para que hablen por ustedes. Si lo logran me tomo el atrevimiento de recordarles que en la actualidad nos gobiernan los encapuchados de los años setenta y ochenta, y los resultados están a la vista.    


Una historia de nunca acabar

Venezuela esta hundida en una confrontación política que pareciera no tener fin, desde los años ochenta algunos sectores del país decidier...