Se perciben celebraciones por adelantado. Algunos
“encuestólogos” usan como divisa los últimos guarismos, y blandean cifras para
asegurar que ya el gobierno está derrotado. Se le vende a la población que los
sectores de oposición serán mayoría en la asamblea nacional, esta aspiración, que
para algunos ya es un hecho, los lleva a plantear una suerte de ofertas hacia
sus electores, lo que a su vez desata una competencia entre sectores de oposición
a ver cuál de ellos es el más osado. Se escuchan de algunos solicitar la renuncia
del presidente, otros se sienten tan seguros que le piden al CNE adelante las
elecciones parlamentarias para ya, y otros, tratando de sobresalir por encima
de los demás, solicitan con carácter de
urgencia el adelanto de elecciones presidenciales, y acompañan estas propuestas
con un llamado a tomar la calle para facilitar la transición.
Pareciera que la competencia es por ver, ¿quién
es más aplaudido en las redes sociales por los sectores opositores más
radicales? Se olvidan de pequeños detalles, uno de ellos es que la gente ya
está en la calle, los venezolanos tenemos tiempo en la calle, luchando para
saltear las vicisitudes que a diario debemos enfrentar, muchos manifestando por
la falta de servicios básicos; trancas de calles y avenidas por la inseguridad,
la falta de agua, por la recolección de los desechos sólidos, los trabajadores
exigiendo sus reivindicaciones, y otros en el nuevo deporte de calle, en las
colas para conseguir los productos básicos. El Observatorio Venezolano de Conflictividad
Social, en su informe 2014, nos dice que hubo 9.286 protestas el año pasado, un
equivalente a 26 diarias. Los que tengan dudas de que la gente está en la calle
los invito a revisar en detalle este informe. ( http://www.conflictove.org.ve/)
Pareciera que algunos sectores opositores no han
caído en cuenta de cuáles son las verdaderas necesidades de nuestra población,
y las ofertas que hacen para las venideras elecciones no tienen nada que ver
con las necesidades y aspiraciones de las grandes mayorías, las cuales no ven en
estos sectores opositores en pugna, el salvavidas que los ayude a superar el
naufragio gubernamental.
Otro pequeño detalle que olvidan, es el sistema
electoral que fue modificado con un objetivo claro, dominar las circunscripciones
electorales para que la primera minoría política sea la mayoría parlamentaria.
Este sistema no garantiza que aquellos que tengan la mayoría de votos a nivel
nacional, logren tener la mayoría en el parlamento, ya que la proporcionalidad
electoral fue reducida a lo mínimo. Hay un escenario que se debe evaluar:
supongamos que ciertamente el gobierno ha perdido el apoyo popular, y sea derrotado
en las venideras elecciones parlamentarias, donde los sectores de oposición
logren obtener el 60% o más de los votos, este resultado de por sí no garantiza
ni el 50% más uno de los parlamentarios,
lo que dejaría a la oposición nuevamente en minoría en la asamblea.
Esto es
así, ya que la oposición obtiene su mayoría de votos en las grandes capitales,
donde la densidad poblacional es mayor, por ejemplo: el diputado de la circunscripción
2 del estado Miranda (Baruta, El Cafetal) donde fue electo el de la MUD con
235.259 votos, comparado con el diputado de la circunscripción 3 del estado
Trujillo (Municipio Sucre) donde fue electo el del PSUV con 6.448 votos; se
necesitaron 37 veces más la cantidad de votos por parte de la MUD para obtener un
mismo diputado. Si este ejercicio lo realizamos a nivel nacional nos damos
cuenta que el PSUV obtiene su mayor número de parlamentarios en las periferias,
lo que no necesariamente los obliga a tener la mayoría de los votos a nivel
nacional para ser mayoría en el parlamento.
Llamo la atención de quienes en la actualidad
dirigen la coalición de partidos agrupados en la MUD, con estos pequeños detalles, para tratar de colaborar en
diseñar una política que logre llegar de forma clara a las grandes mayorías que
aún no se sienten interpretados por aquellos que pretenden sustituir a los que hoy nos desgobiernan. El
inmediatismo en la política ha llevado a tropezar muchas veces con la misma
piedra, dejemos de patear esa piedra.