No es necesario realizar
un estudio científico para saber la situación de angustia que atraviesan
grandes sectores de la población, sólo basta con salir a la calle para caer en
cuenta del malestar que manifiesta una gran mayoría de venezolanos, sobre todo
los de a pie, aquellos que día a día salen a enfrentar situaciones adversas
para medio subsistir. El tema de la violencia, ligado a la imposibilidad de conseguir
los alimentos y medicinas, nos puede llevar a escenarios no deseados, a menos
que algunos personajes inconscientes crean que de esta forma saldríamos de los
males que nos aquejan, creyendo que pueden pescar en río revuelto. Tampoco es
un secreto que hay quienes se están beneficiando de la grave situación que
estamos atravesando, entre ellos los grandes especuladores que ven en el caos
generalizado la manera de obtener ganancias y réditos de la situación país.
A la ansiedad por
obtener los insumos básicos para subsistir, se le suma la angustia por la falta
de una dirección política unificada en los sectores de oposición, al no darse
cuenta que los venezolanos solo quieren que se deje a un lado la competencia y
el debate interno y se piense en los intereses del país, y le hablen con la
verdad a los sectores de oposición que en menos de tres meses se les ha hecho
sentir, que un triunfo arrollador, como lo fue el 6D, no haya valido la pena.
El gobierno ha sido
muy hábil en generar toda una matriz de opinión para hacer ver a las mayorías
que desde la asamblea nacional no hay nada que hacer, que no tienen la fuerza
necesaria para impulsar los cambios que requiere el país para superar la
crisis; pero es que del otro lado también se ha contribuido a ello, se
vendieron un sinfín de esperanzas sabiendo que casi sería imposible doblarle el
brazo a los que por más de 17 años han controlado todas las instancias de
poder, algunos pensaron que después del 6D el gobierno tenía sus días contados,
y exacerbaron la conflictividad política creyendo que ya el mandado estaba
hecho, y que Nicolás no aguantaría la arremetida, mal cálculo político, ya que
no es el presidente, es toda una estructura de poder, tanto nacional como
internacional que presiona para que los que hoy gobiernan en Venezuela sigan.
En los actuales
momentos todos saben que no hay posibilidades de que una enmienda para acortar
el actual período del presidente pase la alcabala del TSJ, y mucho menos que renuncie,
y aquellos que les da, (con legítimo derecho), por impulsar el revocatorio
presidencial, también tienen claro que es cuesta arriba, que no hay estructura
organizativa que logre movilizar a más de 4 millones de venezolanos para que
firmen para exigir el referéndum, y además las personas que lo hagan quedarían
en evidencia frente a un gobierno sin escrúpulos, que sin mirar para los lados
comenzaría con una cacería sin cuartel frente aquellos que osen firmar para
exigir ¡un derecho constitucional!
Pedir más
sacrificios a los sectores que se han movilizado para enfrentar este gobierno,
por lo menos es una insensatez, y en la actualidad, cuando un gran número de
seguidores del comandante fallecido están dejando de tener esperanzas frente a
quienes los gobiernan, no es el momento de entrar nuevamente en una
confrontación política electoral, ya que esto lo que haría es repolarizar al país,
logrando con ello unificar lo poco que pueda quedar del lado gubernamental, y peor
aún, es poner nuevamente al país de espalda a la exigencia de un gran número de
venezolanos, que lo que piden es paz, entendimiento y un gobierno de unidad
nacional para superar la crisis.
Es necesario un
liderazgo que en los actuales momentos asuma con responsabilidad su rol y le
hable claro a los venezolanos, y que reafirme que no hay salida que no sea constitucional, que
no hay salida a corto plazo, que no hay salida fácil, que no hay salida sin un
acuerdo de convivencia, que el cortoplacismo es lo que nos tiene en este enredo
político, que aquellos que creen que el mundo se acaba este año están
equivocados, que sí es posible salir de quienes nos gobierna pero con sensatez y
sentido común, que debemos transitar los lapsos necesarios sin caer en el
desespero, y mientras tanto exigir con firmeza que quienes gobiernan resuelvan
los problemas que agobian a los venezolanos.
¿No sería más
fácil darnos una “taima”?, y con ella poder exigir a quienes dirigen circunstancialmente el país, que resuelvan los problemas que nos aquejan, fijando
el objetivo político en las elecciones de gobernadores que son en diciembre de
este año, y desde allí partir a crear un gran movimiento nacional que impulse un
cambio de gobierno ¡que incluya a todos!, ¡sí a todos!, con bases sólidas para
lograr enrumbar al país hacia un verdadero desarrollo y progreso social.