Luego del 21 de noviembre, hasta El Chigüire
Bipolar se enserió, y nos sorprendió con un artículo nada cómico, bueno si
entendemos por cómico algo que nos de risa, también hay situaciones en la vida
que no son un chiste pero dan risa, no voy a decir a cuales me refiero en estos
momentos para no herir sentimientos en estos días tan especiales que nos
invitan al encuentro y a la hermandad.
Para el año entrante deseo, para la oposición
claro está, no para el gobierno que parece no querer hacerle caso a nadie, que
los diferentes sectores de oposición luego de tantos intentos fallidos para
derrocar a lo que algunos llaman desde las vísceras “rrrrrégimen”, les dé por
trabajar para que la democracia llegue a
los sindicatos, federaciones, gremios, partidos políticos, universidades, y que
construyamos desde las bases sociales un gran movimiento democrático que pueda
competir electoral y democráticamente con lo que representa lo que algunos
llaman el legado de Chávez, eso sí, sin mesías ni jefes odiosos que nos hablan
como regañándonos, los que adoptan posturas de superioridad, viéndonos por
encima del hombro, trajeados de punta en blanco, convencidos de que si no son
ellos los elegidos por la providencia para salvar a Venezuela, no será nadie, y
claro está, nosotros los impuros e ignorantes nos merecemos unos 50 años más de
este gobierno, por nuestra supina ignorancia y falta de comprensión de sus
designios.
Deseo que dejemos el inmediatismo a un lado, que
entendamos que para reconstruir al país somos todos necesarios, que nadie sobra,
que lo más importantes es llegar a acuerdos mínimos de convivencia que permitan
superar las penurias que a todos nos dañan, que un país dividido no prevalecerá,
o como dijo nuestro Señor Jesús: “Todo reino dividido contra sí mismo, es desolado; y toda
ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.”
Deseo
que aquellos que quieren que todo cambie
de la noche a la mañana entiendan que eso no se da por arte de magia, y
tal vez si eso sucediera, sería peor el remedio que la enfermedad, como por ejemplo
esos golpes de estado de madrugada, que nos han traído hasta aquí.
Debemos
construir un país mejor, pero eso pasa por ser nosotros mejores personas y
ciudadanos, que comencemos a respetar las normas así las autoridades llamadas a
ello no lo hagan y peor aun sean un mal ejemplo, podemos comenzar, entre otras
cosas, por respetar el semáforo, como lo pide a diario el amigo Eduardo Rodríguez
Giolitti, sería un gran avance, que nos organicemos para exigir a los
gobernantes locales que comiencen a dar respuestas a los problemas que a diario
nos agobian, que la solidaridad con los más
necesitados sea una norma en nuestras vidas, que cada quien desde su pequeño
espacio ponga lo mejor de sí para superarnos como nación.
Estos
son algunos de mis deseos para el año 2022, y para todos los años venideros, ya
que esto no es tarea de un año, pero debemos comenzar, para luego es tarde.
Son
mis mejores deseos para todas, todes y todos, sin exclusiones.