Imaginar a
Nicolás asistiendo a un estadio de futbol o béisbol para disfrutar un juego de
nuestra vino tinto o de un Caracas Magallanes, todos intuimos lo que podría
pasar, el abucheo sería gigantesco y la chifla interminable, o que el
presidente se haga el beato y acuda a cualquier santuario, como por ejemplo
asistir a la celebración de la Divina Pastora, o en la actualidad tratar de
aparecerse en la celebración de la
Virgen del Valle, no lo quiero ni pensar, sería un evento lleno de hostilidades de parte de grandes
sectores de la población para expresar el gran rechazo que sienten hacia su
gobernante.
También
sabemos que estos acontecimientos religiosos son muy concurridos por sectores
de oposición, ni el mismo Chávez se le ocurrió hacer apariciones en esos sitios,
pero si caminaba los barrios y sectores populares en donde se sentía cómodo, ya
que se encontraba entre el mayor número de sus seguidores. Bueno pareciera que
al presidente actual le es imposible presentarse en cualquier barrio del país y
mucho menos en un evento que reúna una porción de población medianamente
critica, sino pregunten a los habitantes de Villa Rosa.
La situación
del país se agrava “a paso de vencedores”, como lo diría el difunto, y esto por
no querer escuchar el clamor popular, sí popular, el de los sectores más
desfavorecidos, los que ahora demuestran todo su descontento de mil maneras
frente al fracaso gubernamental.
La sordera y
la ceguera de quienes dirigen el destino del país, si es que a esto se le puede
llamar “dirigir”, es descomunal, la tozudez con la que actúan no tiene parangón
en nuestra historia, negarse a entender la necesidad de frenar la violencia y
lograr acuerdos que le permitan llevar su agonía de la mejor manera los está
empujando a caminos inciertos, que lamentablemente también arrastra al resto de
la población, no solo se hunde el chavismo con Nicolás, sino también se hunde
el país, y lo único que se les ocurre para detener esto es incitar a una mayor
confrontación, llamando a movilizaciones que cada día son más escuálidas; que
iba a pensar el comandante fallecido que su invento gramatical para descalificar
a un sector del país se les voltearía, convirtiéndose ellos en los escuálidos
de ahora. A los únicos grupos que logran movilizar son a los violentos, bandas de
delincuentes tarifados para tratar de generar terror por medio del
amedrentamiento.
Pretenden mediante
esta práctica, nada democrática, someter ahora a los sectores populares a un
régimen represivo para impedir que protesten, lo que no han querido oír ni ver
es que estos sectores cada día se manifiestan con mayor fortaleza y dignidad,
expulsando a los violentos y hasta los propios cuerpos de seguridad del estado
de sus manifestaciones, todas ellas más que legítimas, pero estos “Shakiras y Shakiros”
que nos gobiernan siguen sordos y ciegos, pero por desgracia no mudos, manejan en
sintonía todos el mismo discurso, que ya suena a disco rayado, cadenas tras
cadenas interminables y vacías de contenido, el bla bla bla de los sordos y
ciegos cada día les dice menos a esa parte de un pueblo que creyeron en un
proyecto que enarboló la lucha contra la
corrupción, y que ofreció superar los altos índices de miseria y pobreza que
destruían el tejido social, lamentablemente luego de casi 18 años no hay nada
que rescatar de lo que hemos vivido, la destrucción y el daño estructural que
se le ha hecho a nuestra sociedad es incalculable.
Urge un
acuerdo de unidad nacional, que hable menos pero que escuche y vea más para que
conjuntamente con todos los sectores sociales se emprenda un plan nacional de
reconstrucción que sea compartido por todos, y que no sea mudo pero sí que
hable solo lo necesario.
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