“Luis Almagro debería renunciar” como secretario de la OEA porque “no lo ha hecho bien”, subraya este politólogo, exsecretario general de La Causa R y profesor de la UCV
Por venir del mundo sindical tiene el cuero duro y acostumbrado a cuchilladas, puñaladas y afines. Eso hace de Daniel Santolo un dirigente político que llega a ser temerario, si se toma en cuenta que cada bando tiene palabras prohibidas y figuras proscritas. Hablar de diálogo en Venezuela, hoy, es un reto; criticar a Luis Almagro, secretario general de la OEA, todo un desafío. Y ambas cosas las hizo Santolo, exsecretario general de La Causa R, dirigente de Avanzada Progresista y profesor de la UCV, en esta entrevista con Contrapunto.
Santolo –quien asegura que “el Gobierno era totalmente derrotable el 20 de mayo” en las elecciones presidenciales– se faja a defender la ruta electoral, aunque cueste años, y el camino de la reconciliación. A la oposición –a la que pertenece– la encara para exigirle que retome la política.
“Tienes que construir tu buena nueva y después buscarte los 12 apóstoles que le prediquen al país. Si no tienes los apóstoles y no tienes el plan para predicar, estamos condenados a que mi amigo Maduro siga sus seis años más en el gobierno y, peor aún: condenados a que Diosdado Cabello herede la Presidencia”, advierte.
Como profesor de opinión pública, considera que “muchos políticos se están dejando llevar por las opiniones de un sector que tiene mucha fortaleza en Twitter” y que “ha tratado de dirigir la política”. Eso se combate con organización, liderazgo y conexión con la sociedad “utilizando las herramientas que tenemos” y viviendo con la gente.
“En la indigencia política”
Los tiempos que le tocó vivir a Santolo en “la Cuarta” no fueron de paz. Por el contrario, sorteó luchas sindicales, golpes de Estado y destitución de un presidente, aunque con una diferencia: “Los partidos políticos eran fuertes, había organizaciones fuertes”, el Congreso “ejercía sus funciones, había autonomía en los poderes”. En otras palabras, “el país, institucionalmente, funcionaba, a diferencia de lo que está sucediendo ahora”.
Las instituciones del presente –como los partidos, sindicatos, el TSJ– “han perdido su autonomía”, porque se instauró un sistema hegemónico “con un objetivo claro: la dominación”.
Por eso, esta “es una de las crisis más graves que ha vivido el pueblo venezolano”, no solo en lo político y económico, sino en lo social. “Vemos una sociedad desestructurada, con pérdida de valores” e instituciones “que no han dado respuesta”, y un Gobierno “que no cambia y que mantiene una posición de confrontación, de polarización con la sociedad”. La reacción gubernamental no soluciona los problemas, sino que los agudiza, alerta Santolo. En este momento, además, “los partidos están en su peor momento”.
Si de llevarlo a una frase se trata, el analista lo resume así: “El país está en la indigencia política. Su liderazgo, su dirigencia no consigue unificar un discurso esperanzador, construir un liderazgo sólido frente a lo que representa el Gobierno”.
Hubo, no obstante, “intentos exitosos” de la oposición, como el triunfo que logró en las elecciones parlamentarias de 2015, que se desvaneció. “El primer presidente de la AN iba a ser Julio Borges”, quien, con un talante más conciliador, trataría de establecer un puente con el Ejecutivo para que el Parlamente conviviera. “Pero eso se va al traste; AD –apoyado por UNT y VP– asume la dirección con un objetivo, que quedó grabado para su historia cuando Henry Ramos Allup dice que en seis meses buscarían la forma de salir del presidente Maduro". Ante eso "inmediatamente el presidente Maduro, que no es un eunuco político, se preparó y generaron toda una estrategia para desarticular la AN, y ahí está el resultado”.
—¿Este es el peor error que ha cometido la oposición?
—En ese momento, sí. El otro error, que yo llamo el suicidio político de la oposición en el siglo XXI, fue no ir a las elecciones del 20 de mayo. Antes de eso se cometieron errores que, en su momento, los critiqué, como las salidas de calle: poner a un grupo de muchachos al frente de unas manifestaciones, arriesgar la vida ante un gobierno que sabemos que es autoritario y represor, era una soberana estupidez. Recuerdo mucho que había marchas que decían “hoy vamos a Miraflores, mañana vamos al TSJ o a la Defensoría, y nunca pasaron de Chuao. Eso causó mayor desesperanza en la gente, porque se le hizo creer que estábamos a punto de que el Gobierno cayera.
—¿No era verdad?
—Por supuesto que no era verdad. El Gobierno no iba a caer con esas movilizaciones, como se demostró. Después de que el Gobierno aplastó esa movilización popular, la oposición volvió a quedar desarticulada.
El referéndum revocatorio fue otra oferta engañosa, afirma Santolo, puesto que nunca se realizaría: “Un Gobierno que sabía que podía perder un revocatorio no iba a ser tan tonto como para permitir que la oposición lo convocara”.
No piensa lo mismo de las elecciones de gobernadores, que evalúa como una gran oportunidad que la oposición dejó pasar. “Si hubiésemos mantenido la votación de 2015 hubiésemos ganado 18 gobernaciones, y eso era un avance: Ya tenías la AN y ahora las gobernaciones”.
La ruta que Santolo y otros dirigentes opositores plantearon y plantean consiste en “ir avanzando democráticamente, poco a poco, obteniendo espacios de poder”, ganar alcaldías, “construir desde abajo una base democrática opositora y plural para enfrentar al Gobierno”.
—¿Usted mantiene esa tesis ahora?
—La mantengo.
—¿Su tesis es construir desde abajo?
—Construir desde abajo una mayoría que tenga una esperanza, un proyecto que pueda anteponerse al proyecto que encabezó en su momento Hugo Chávez Frías para rescatar la credibilidad de la gente.
—Ese construir desde abajo, ¿qué implica ahora?
—Por lo menos empezar a reconstruir las organizaciones políticas.
—¿Reconstruir los partidos?
—Reconstruir los partidos. Los partidos nacen con un objetivo claro, que es la toma del poder político, ocupar espacios políticos. ¿Cuáles son los espacios políticos que tienes que ocupar? Alcaldías, gobernaciones, consejos legislativos, concejos municipales. Los mayores dirigentes de AD, de Copei, del MEP, del PCV en su momento fueron concejales.
Votar el 9 de diciembre
—¿Usted es partidario de participar en estas elecciones del 9 de diciembre?
—Soy partidario de rescatar el voto como herramienta de lucha.
—¿A pesar del CNE y las condiciones que la oposición critica?
—No siempre compites para ganar. Hay momentos en los que compites sabiendo que vas a perder, pero, ¿qué posibilidad te da una campaña electoral, un proceso electoral? De organizarte, fortalecer tu partido, conectarte con las bases sociales, hacer asambleas, llevar un proyecto a la gente, conectarte con la gran mayoría de la población.
—Pero hay una parte importante de la oposición que no quiere participar en estas elecciones. ¿Lo ve como un error?
—Desde mi punto de vista es un error. ¿Por qué? Ciertamente el electoral es el camino más largo. Ahora fortalecer el voto no es tontería. Recuerda la derrota de la asamblea constituyente. Algunos planteamos participar, y hubiésemos tenido por lo menos 200 constituyentes, tendríamos una vocería en la asamblea. ¿Que es írrita? ¿Que es inconstitucional? Pero perdiste un espacio político, porque la política no son fantasías, son realidades.
—Parece haber una lucha entre un sector de la oposición que tiene una postura de principios y otro que tiene una postura más pragmática.
—Es que la política es pragmática.
—¿Qué implica esa lucha entre pragmatismo y principios?
—Hay que vencer los principios. La política no nos lleva a la moralidad. Desde Maquiavelo hacia acá eso se eliminó. La política no discute principios, moralidad… La política es pragmática, es la lucha por el poder político, y tenemos que usar las herramientas que nos da la política. ¿Cuál es la herramienta que tenemos ahorita? El Gobierno permite que vayamos a elecciones, podemos ocupar algunos espacios. Hay 28 alcaldes de la oposición. ¿Vamos a dejar que todos sus concejos municipales queden en manos del chavismo? A los tres meses no van a tener alcaldías, y ese es el proyecto del gobierno: apropiarse de todas las instituciones. Flaco favor les hacemos a los sectores democráticos rindiéndonos, porque no participar es rendirnos.
—¿Esa visión pragmática implica participar en todos los procesos electorales?
—En todos. Va a venir otro proceso electoral, que no sabemos si es seguro o no. El Gobierno tal vez llame a un referéndum para aprobar una nueva Constitución. Es con este CNE, lo va a convocar la constituyente… ¿Qué hacemos? ¿Nos quedamos en la casa?
—¿Usted qué haría?
—Votar en contra de ese proyecto, movilizar a 12 o 14 millones de venezolanos que se pronuncien. Allí le diremos al mundo que hay un país que se opone a este gobierno, pero ¿cómo decimos que hay un país que se opone al Gobierno si no nos movilizamos, si no nos contamos?
—¿Maduro va a ser presidente seis años más?
—Por los vientos que soplan no veo otra cosa.
—¿La oposición debe prepararse para qué?
—¿Cuál es la ruta que planteo? Fortalecer el voto como una herramienta de lucha y de protesta. El 9 de diciembre tenemos una oportunidad para demostrarlo. Y la próxima elección pendiente, si no hay referéndum para la Constitución, son las elecciones parlamentarias de 2020. ¿También le vamos a entregar la Asamblea Nacional al Gobierno? Claro, uno dice esto y le preguntan: “¿Tenemos que esperar tres, cuatro o cinco años más?”. Lamentablemente tenemos que esperar tres, cuatro o cinco años, porque los errores que cometimos nos llevan a tener que esperar unos años para superar esta tragedia. Los procesos políticos no se resuelven en dos o tres años. Hay países que han pasado 50, 70 años sometidos a regímenes, como Cuba o México con el PRI.
—¿La que usted plantea es la ruta más larga?
—La ruta más larga, la más trabajosa, la que te pide más esfuerzos; la que te llama a organizarte, a salir, a recorrer el país.
La invasión no es “viable ni deseable”
—¿Cómo convence a quien dejó de creer en el voto?
—Me perdonan mis amigos evangélicos, pero nosotros tenemos que salir a predicar, a tocarle la puerta a la gente.
—¿Los políticos?
—Los políticos, como lo hacen los evangélicos: van, te tocan la puerta, te venden una esperanza. Tienes que empezar a construir un proyecto de país y a venderlo, y decirle a la población que sí es posible superar la crisis.
—¿Pero a mediano plazo?
—Eso lleva tiempo. Eso no es para mañana. La única solución para mañana es la que pregonan algunos, con una invasión internacional.
—¿Usted ve viable eso?
—No lo veo viable ni deseable.
—¿Hay alguien montado en ese plan?
—Hay sectores a escala internacional que están jugando, desde hace muchos años, a derrotar y salir de lo que representó Chávez en su momento. SI ves la historia de los últimos 20 años, aquí ha habido movimientos de todo tipo. Chávez salió con un golpe de Estado, ha habido manifestaciones de todo tipo para derrocar al régimen y eso siempre ha tenido ayuda de gobiernos del exterior.
—¿A EEUU le interesa invadir Venezuela en este momento?
—No creo que a Estados Unidos le interese eso. Creo que hay otros, más interesados que Estados Unidos, como Colombia o Guyana, que son nuestros vecinos fronterizos.
—¿Están interesados en una invasión?
—Por supuesto que están interesados. Colombia aspira a mover sus límites más allá del estado Zulia, y a Guyana le interesa también. No podemos esconder eso. Hay intereses internacionales en contra de nuestro país, pero también el Gobierno ha hecho todo lo posible para que eso sea así. El Gobierno ha peleado con todo el mundo, es como un elefante en una cristalería.
—Usted dice que no es deseable. ¿Por qué?
—Porque eso traería mayor tragedia. Además, ¿sustituimos a Maduro por quién? Aquí llega una fuerza internacional, y como dicen algunos, es algo quirúrgico, sacan a Maduro, no hay ni un muerto, ¿y a quién van a poner? ¿Quién es el venezolano que, en este momento, goza del consenso de toda la sociedad para que una fuerza extranjera lo ponga de policía del país?
—¿Usted ve a alguien?
—No lo veo. Aquí nos hemos dedicado a destruir el liderazgo del país. Aquí se destruyó el liderazgo de Capriles, que recorrió el país tres veces, enfrentó a Chávez, enfrentó a Maduro. Henri Falcón trató de vender una propuesta social y económica y un sector del país se dedicó a destruirlo. Henry Ramos Allup, que es un liderazgo, se han dedicado a destruirlo. Hay un sector que pareciera que no le interesa salir del gobierno sino por una vía rápida para después no saber qué viene. Entonces tenemos un TSJ en el exilio, un presidente en el exilio.
—¿Cuál es el poder real?
—Ninguno. Por cierto que la historia muestra que los gobiernos y poderes en el exilio ninguno ha llegado al poder nunca. Eso es venderle también fantasías a la gente. Nosotros no podemos seguirle diciendo a la gente mentiras. Llegó el momento de que le digamos a la gente la realidad política.
—¿Qué Maduro sigue siendo presidente?
—Que Maduro sigue siendo presidente, que controla todos los poderes, que Tibisay Lucena va a seguir siendo la presidenta del CNE hasta que haya un acuerdo.
“Vamos a esa mesa de diálogo”
Como dirigente político, como profesor universitario, como venezolano preocupado, Daniel Santolo es partidario del diálogo que asomó Maduro esta semana.
—¿Usted qué haría ante el llamado de Maduro?
—Ante ese llamado de Maduro le diría a la oposición: “Asumamos ese diálogo sin condiciones. Vamos a sentarnos con el Gobierno y fijar una agenda en común”. Vamos a decirle qué es lo que queremos. Nosotros no podemos seguir planteando el diálogo pero diciendo que el diálogo parte de que Maduro renuncie. Todos los procesos de diálogo llevan a que lo que primero que haces es sentarte en una mesa, y en esa mesa pones los puntos, y de mutuo acuerdo pondrás los puntos. Vamos a esa mesa de diálogo, pongamos nuestros puntos, el Gobierno pondrá sus puntos, busquemos un árbitro internacional confiable y aceptado por ambas partes. Y ese árbitro, que traiga un equipo negociador que sepa de eso, diga de todos los puntos lo que recomienda que se discuta. Pero ese es un proceso que también lleva tiempo.
—¿Con qué mediación internacional? ¿Con qué acompañamiento?
—Nos pondríamos de acuerdo. En la primera reunión tendríamos que ponernos de acuerdo.
—¿Y quién se sienta de la oposición?
—Ya no hay MUD, eso desapareció. Podríamos acudir al Parlamento, que es ahora la representación política del país, y nombrar una comisión encabezada por el presidente del Parlamento y con todas las organizaciones políticas representadas en el Parlamento. La única institución real, concreta, es la Asamblea Nacional.
Pero, reitera Santolo, esa comisión que se siente con el Gobierno no debe decir que el primer punto es la renuncia de Maduro. “Lo primero es escuchar, a qué aspira el Gobierno, qué quiere el Gobierno de la oposición, y nosotros diríamos a qué aspiramos por parte del Gobierno”.
La primera solicitud debería ser “que cesara la asamblea constituyente”, darle un plazo, enfatiza. Lo otro: La independencia de los poderes públicos.
—¿Qué implicaría?
—Reconstruir los poderes públicos: el CNE, el TSJ, el Ministerio Público, ver si es posible relegitimar todos esos poderes con acuerdos, y después plantear otras cosas. Igual el problema social y económico. Esos son los temas que tenemos que discutir. Pero no podemos llegar a una de diálogo diciéndole a Maduro que renuncia y que se meta preso él mismo. Eso no es realista. La política es pragmática y va a las realidades. Maduro fue reelecto, aunque algunos dicen que no.
—Hay factores que dicen que solo lo reconocen hasta enero de 2019.
—¿Y después de enero qué van a hacer? ¿Qué van a hacer esos sectores? ¿Van a dejar de respirar, van a dejar de pagar impuestos, van a dejar de viajar, no van a consumir más alimentos?
—Es una posición de principios.
—Entonces que se decreten en huelga de hambre todos. Pero eso no puede ser la política. Entiendo que hay mucha gente indignada, dolida, desesperanzada, pero los políticos no están para eso. Los políticos están para darle ánimo a la población, para las salidas posibles.
Un proyecto esperanzador
Daniel Santolo insiste en que la oposición debe construir “un proyecto esperanzador para el país”. El proyecto del chavismo “tiene discurso, propuestas, un proyecto económico nos guste o no”, y frente a eso “no hemos podido construir algo alternativo”.
Ante la propuesta de un programa como el del carnet de la patria, interroga, ¿cuál es la propuesta de la oposición? “Digo que hay que construir un discurso común de sectores de la oposición que crean que la ruta es la democrática, la electoral”.
—¿Cuál es la propuesta?
—Hay que construirla. Y eso tiene que ser interpretado por liderazgos creíbles. Por eso también tenemos que dejar de destruir a los líderes. Tiene que haber alguien que proclame la propuesta. El trabajo es arduo, es trabajoso, es difícil pero es la ruta que veo para derrotar el Gobierno.
—¿Es una ruta a cuántos años?
—Por lo menos a seis años. Hay una posibilidad de construir. Pero cuando digo que son seis años, me imagino que mucha gente me insultará, dirá que estoy vendido al régimen, que me entregué a Maduro. Frente a eso, no hay respuesta, porque esa es un respuesta irracional. Hay un sentido que a veces no usamos, que es el sentido común.
—En este momento, ¿qué le dice el sentido común?
-Que necesitamos reconstruir el país desde abajo, desde sus instituciones, y eso pasa por incluir a un sector del chavismo. Por cierto, un sector que cada día es más grande: el chavismo descontento y sus líderes. Tal vez se equivocaron, o no compartimos su proyecto, pero no podemos seguir viendo por el retrovisor, porque este país nos necesita a todos. Por supuesto, hay algunos que tendrán que pagar sus culpas: los que robaron, enjuiciaron, maltrataron. Llegará el momento en que la justicia, después de que resolvamos el problema de la justicia, se encargará de eso.
—Hay una diferencia entre justicia y venganza.
—Nosotros no podemos promover la venganza. Por cierto, le hago un llamado a mi amigo Tarek William Saab, que caminamos mucho tiempo: el Ministerio Público debería dejar la venganza y empezar a atender los problemas de todos y cada uno de los venezolanos. Hay persecución del mismo chavismo. El fiscal Tarek William ha emprendido hacia algunos sectores procesos de persecución, pero no lo ha hecho con todos los sectores. Aquí los procesos de corrupción no son nada más de Pdvsa.
—En el escenario del sentido común, ¿qué debería hacer la comunidad internacional?
—Lo primero que deberían hacer es quitarle la vocería a Almagro. Almagro se ha comportado como el jefe de la oposición radical venezolana. Almagro se ha dado el tupé de ordenarle a un sector del país desde afuera lo que tiene que hacer. Eso es inconcebible para el representante de un organismo internacional. Los organismos internacionales están llamados para la conciliación de las partes.
A su juicio, Luis Almagro “debería renunciar” como secretario de la OEA porque “no lo ha hecho bien”. Eso no es darle la razón a Maduro, sino “darle la razón al país, porque nosotros tenemos que pensar como país: no podemos seguir promoviendo que nuestro país se destruya” y “las opiniones que da Almagro no ayudan a la estabilidad”.
—¿Qué debería hacer la comunidad internacional?
—Insistir en el diálogo. No hay otro mecanismo. Ellos no tienen ningún mecanismo de coacción frente al Gobierno, a menos que sea la fuerza armada, una fuerza unificada, y eso no se ve por ninguna parte.
—¿Y mientras tanto? En los seis años de Gobierno, ¿cómo sobrevivir?
—Podemos seguir peor, esto puede seguir empeorando. Puede también suceder que el presidente Nicolás Maduro haga algo que medio detenga esta situación, pero la crisis va a seguir, y frente a la crisis debes tener una propuesta clara.
Daniel Santolo destaca que hay que llamar a la reconciliación, y que eso debe hacerse “con el diálogo social, desde abajo”.
—¿Todavía se puede hacer política en Venezuela?
—Claro que sí. Lo que pasa es que un dirigente tiene que cuidarse más. No puedes cometer errores. Por cierto, les digo a Maduro y al Gobierno que Juan Requesens no merece lo que está pasando. Creo que al Gobierno se le está yendo la mano con Requesens y con otros que están detenidos. También les hago un llamado al fiscal, al defensor, para que velen por las condiciones de vida de esos compañeros que están detenidos.
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