Para
aquellos que juegan al todo o nada en la política, les recuerdo que en ese
juego el único perdedor ha sido el país. Los intereses de las grandes mayorías
son en estos momentos más urgentes que cualquier aspiración personal o grupal. El
país en general atraviesa una de sus peores crisis, tanto política como
económica, y pareciera que una gran parte de la dirigencia no le importara esta
situación, y se mantienen en el juego suma cero, creyendo que con ello lograran
los objetivos que se plantean, para unos mantenerse en el poder y para otros el
asalto del poder.
Aquellos que
piensan en sacar a Nicolás de Miraflores a empujones, se olvidan de algo
sumamente importante, la gobernabilidad, será que creen que podrán gobernar un
país envuelto en la violencia política, es pensar que quienes gobiernan se van
a quedar de brazos cruzados mientras son perseguidos por los que otrora fueron
perseguidos, este juego perverso de la revancha y el pase de facturas no
permitirá que se logre sacar al país de este atolladero. Pregunto, ¿con quién
se cuenta para mantener el orden interno, sino es con la Fuerza Armada?,
quienes están capacitados para desarticular las bandas armadas, no solo
delincuenciales, también políticas que se han construido a lo largo y ancho del
país, es que de verdad se apuesta a una invasión de fuerzas extranjeras, esa estupidez
puede tener algún asidero lógico que dé como resultado que encontremos una paz
definitiva, que no sea la de los sepulcros, no se desataría una tragedia mayor
a todo nuestro pueblo.
Muchos se
preguntan en medio de esta crisis, que cómo es posible que no haya habido una
reacción más fuerte de reclamo por parte de nuestro pueblo ante lo que estamos
viviendo, muy simple, la gran mayoría de nuestro pueblo no ve una alternativa a
lo que ha representado por 20 años el gobierno que inicio Hugo Chávez, un
gobierno que adopto un discurso con una narrativa que fue dirigido a los
sectores mayoritarios de la población, a los más débiles y necesitados,
hablando de inclusión, de la lucha contra la pobreza, de igualdad, de paz a una
gran parte de la población que estuvo invisibilizada por largos años, negar
esto es negar una realidad, podremos
discutir si en los hechos esto ha sido realidad o no, pero lo cierto es que frente
a ello lo que se ha puesto como contra parte, ha sido solo la peor de la
herencia de estos últimos años, el odio, el revanchismo y la descalificación
hacia esos sectores empobrecidos y desasistidos, que cada día dependen más de
una ayuda gubernamental, se ha construido la política sobre la exclusión de un
gran sector de la población, los ejemplos de descalificaciones de lado y lado
sobran, entramos en una espiral que nos lleva solo a la confrontación, que
pareciera que es la aspiración de algunos que no ven otra vía para salir de
quienes se aferran al poder.
En política
hay que aprovechar los momentos favorables para avanza, entrar aquí a detallar
la cantidad de errores que se han cometido por parte de la oposición por más de
15 años ya se hace ocioso, pero en la actualidad cuando se ha diseñado una
política que ha devuelto el entusiasmos en los sectores que rechazan al
gobierno, la que ha logrado arrinconarlo en la esquina contraria del ring, es
el momento de detenerse y pensar cómo obtener el objetivo buscado, cómo lograr
el desalojo de la casta gobernante, pero ojo, no para ser sustituida por lo que
se ha dado en llamar la “secta”, que son quienes en la actualidad juegan al todo
o nada, lo que nos termina como siempre llevando a la nada.
Todos los
países que se han preocupado de buena fe por la situación de Venezuela, han
planteado la necesidad de una salida consensuada entre la partes en conflicto,
la comunidad europea ha propuesto la creación de un grupo de contacto que
inicie una serie de conversaciones en el país con los actores en pugna para ir
explorando la posibilidad de llegar a un acuerdo que culmine en un acto
electoral, pregunto, ¿esto no es lo que se quiere? ¿Una salida pacífica,
constitucional y electoral?, iniciar este proceso poniendo por delante los
intereses del país sería lo lógico, que no es más que buscar la forma de que
logre entrar la ayuda humanitaria por los canales regulares, de mano de las
instituciones de carácter internacional que son las encargadas para ello,
buscar asesoramiento en materia económica para sacar al país de la crisis que
está devastando nuestra economía, un programa mínimo compartido por todos por
el tiempo que sea necesario, para luego seguir con un cronograma que nos
devuelva parte de la institucionalización, hoy más necesaria que nunca, como el
devolver sus competencias a la Asamblea Nacional para que inicie la escogencia
de un nuevo CNE plural e independiente, que con ayuda de la comunidad
internacional nos dé a todos las garantías de un proceso electoral que sea
creíble para las partes que pretendan competir en lo electoral, y después de
esto acordarnos en una fecha para que el soberano decida el destino de nuestro
país, con la elección de una nueva Asamblea Nacional y una elección presidencial
que cese, no solo con la usurpación, sino también con la confrontación que ha
hundido al país en esta tragedia.
¿El tiempo
para la negociación?, algunos niegan esta posibilidad y alegan que se agotó el
tiempo, todo lo contrario, debemos usar todo el tiempo que sea necesario para
devolvernos la paz y la tranquilidad a los venezolanos, otras voces dicen que
no podemos esperar, pues si hay que esperar, porque primero están la inmensa
cantidad de venezolanos que atraviesan por una crisis existencial, y ese debe
ser el objetivo principal en cualquier negociación. Qué bueno sería que se
aprovechara este momento, y sin mezquindades nos pusiéramos de acuerdo para enrumbar el país hacia mejor destino, no vayamos
a perder nuevamente la oportunidad en estos momentos que la casta gobernante
siente la necesidad de negociar, no sea que se pase el momento, y volvamos a
cómo iniciamos, con un país desesperanzado y sin una ruta que nos indique el
camino.
La única
manera es que comprendamos la necesidad de un gobierno que surja de una
negociación política tutelada por organismos internacionales imparciales, y que
este gobierno que de allí surja electoralmente, será de transición por
necesidad, y en él deben estar representados todos los intereses, y sobre todo de
quienes sean derrotados electoralmente para garantizar la paz y la estabilidad
de la nación, de todas las instituciones que están llamadas a cooperar para
superar esta tragedia, una de ellas, en la actualidad, es la Fuerza Armada
Nacional, como garante de estabilidad y paz para poder iniciar los cambios
necesarios para salir de la crisis que nos agobia, y en un gobierno de
transición estoy seguro que tendrán mucho que aportar.