lunes, 27 de febrero de 2012

Este gobierno no pierde la maña


Este gobierno no pierde la maña, a todo triunfo de los sectores democráticos le aplica las consejas de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda del gobierno de Adolf Hitler, que entre unas de ellas estaba la de lograr por todos los medios posibles, legales o no, destruir y hacer sentir al adversario que cualquier avance en sus políticas para enfrentar al régimen no tienen ningún valor o son insignificantes frente al todo poderoso que gobierna, para con ello lograr la sumisión y resignación de aquellos que intentan enfrentarlo.  La descalificación y el insulto, son las armas más blandidas por el comandante presidente frente a todo aquello que sienta que pueda socavar sus bases, y más si estas son las bases populares, de donde se ha nutrido para ganar los procesos electorales en los que se ha contado. Vemos que luego del 12F el gobierno nuevamente aplicó el guión que ya todos conocemos, la descalificación y la política del terror afloraron al día siguiente de unos de los mayores actos de democracia participativa que ha ocurrido en nuestro país en toda su historia. Lo del Tribunal Supremo de “Justicia”, al ordenar la confiscación de los cuadernos de votación, tenía un único objetivo, el de crear terror a todos aquellos que votaron, y esto con solo la posibilidad de la creación de una nueva lista de la infamia. A esta acción se le suma una más infame, las acciones contra la excelente venezolana, Teresa Albanes. 
Un gobierno represor que pretende aterrorizar a todos aquellos que exigen un cambio en la forma y el modo en que se ha venido conduciendo el estado por más de trece años. Para estos gobiernos autoritarios y militaristas, son inaceptable las manifestaciones democráticas que procuran un cambio.
La política acertada de la mesa de la unidad, que logró conducir a feliz término las elecciones primarias, donde se desarrollaron unas elecciones llenas de alegría y de propuestas en positivo, que culminaron con una demostración de unidad por muchos no esperada, al ver a todos los que compitieron por la candidatura unitaria a la presidencia agarrados de las manos y felicitándose unos a otros, todos ganaron. Este momento de euforia y signos de unidad verdadera no es cualquier cosa y el gobierno lo sabe. Estos momentos en la política cotidiana, que generan rompimientos en el continuo de la acción política, por su importancia e impacto, casi siempre desarrollan una ola de cambio que va creciendo y puede convertirse en un tsunami que desaloje del poder a los que en la actualidad disfrutan de sus mieles.
Es por ello las reacciones del régimen en boca de su propio presidente, insultos y descalificaciones son las armas a utilizar para pretender con ello disminuir el impacto que este triunfo opositor  significa.  El gobierno se siente disminuido frente a una política acertada, y sumado a esto el régimen se encuentra atravesando una situación sui géneris, la enfermedad de presidente, que es un hecho real y crea gran incertidumbre entre sus seguidores y desconcierto entre su dirigencia más connotada, que espera el momento  preciso  para dar la lucha por el control del aparato del estado. En las leyes de la naturaleza nos encontramos con una verdad infalible, la que nos dice que cuando falta el líder de la manada o este se encuentra herido, comienza de inmediato la lucha por el control y el nuevo liderazgo. La falta de líderes reconocidos desde chavismo, gracias a la acción del propio presidente, que se dio a la tarea de disminuir a todo aquel que lograba despuntar con pie propio, debemos sumar que ninguno de los posibles sucesores cuenta con el liderazgo carismático del presidente, complicándose aún más la sucesión, situación esta que podría dar el triunfo a los sectores democráticos agrupados con mayor fuerza y entusiasmo alrededor de un excelente candidato, Enrique Capriles, allí la causa de sus miedos y desespero de aquellos que aún apoyan al régimen. 

1 comentario:

  1. Los venezolanos estamos cansados del presidente Chávez, de su discurso que es un fiel reflejo de sus complejos, de lo inepto que es para cumplir sus promesas políticas, del autoritarismo que representa, de que se quiera eternizar en el poder, de la constante confrontación con los partidos políticos que le hacen oposición, de su falta de respeto a los valores republicanos y sobretodo de las mentiras y manipulaciones que utiliza típicas del personalismo político para justificarse y mantenerse en la presidencia. Necesitamos un cambio y Capriles es la opción. Las elecciones del 12F lo demuestran.

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