Mucho es lo que se ha hablado en
el mundo político de la posibilidad o no de plantear una nueva forma de hacer
política, que rompa con la polarización que por años ha marcado a la sociedad
venezolana. Cada día se hace más urgente el lograr vencer esta forma maniquea
de relacionarnos políticamente.
Ejemplos de que si es posible avanzar y
construir algo diferente los hay, y uno que tal vez no nos toque muy de cerca,
pero por su gran contenido e importancia puede ayudarnos, fue la
elección del alcalde de una de las capitales más modernas del mundo, nos guste
o no nos guste, New York, donde se realizó hace pocos días la elección de su alcalde.
En la cual fue electo Bill de Blasio, demócrata, con una larga
trayectoria en la lucha política de abierta tendencia progresista, con un
pasado de activismo izquierdista, que basó su campaña en la creciente desigualdad
económica de la ciudad, haciendo énfasis en la lucha por la igualdad de la
mujer, la igualdad de derechos para las parejas del mismo sexo, contra la
discriminación racial, la creación de proyectos habitacionales para las clases
populares, un sistema educativo gratuito, programas asistenciales para
disminuir las desigualdades sociales, en fin, la lucha contra la pobreza y la
desigualdad.
Este discurso, y su hoja de vida
como activista en pro de los Derechos Humanos, fue lo que lo llevó a obtener
una victoria contundente, con casi el 75% de los votos contabilizados. Esa
noche al conocer el resultado, declaró: "Los ciudadanos de la ciudad han
elegido un camino progresista. Esta noche, nos adentramos en él, unidos como
una ciudad". El mensaje del que se nutrió la campaña Bill para acceder a
la alcaldía de una de las ciudades capitalistas más importantes del mundo, fue
el de la inclusión social y la lucha contra la pobreza, y a su vez declarándose
progresista.
En nuestro país se comienzan a ver dirigentes que asoman la vía
del progresismo, término que en lo político agrupa a aquellos que plantean que
hay que lograr un equilibrio, tanto económico como político en el estado, que
logre llevar un mayor bienestar a las grandes mayorías excluidas y empobrecidas.
El discurso que tímidamente se deja ver, tiene muy buenos interlocutores,
luchadores de marcada trayectoria, no solo en lo discursivo, sino en lo más
importante, en el ejercicio del manejo de lo público, teniendo logros que
mostrar, y mucho que decir. Soy de los que afirmo que se debe impulsar con
fuerza un discurso de inclusión, que compita con los que ahora se encuentran en
el poder. La gran mayoría de los venezolanos siguen buscando un cambio, el que
personificó y representó en su momento Hugo Chávez, pero en la actualidad se siente
el agotamiento del régimen heredado, es el momento de impulsar con fuerza una
nueva alternativa sin temor de no ser interpretados, y un aval para ello es
que nuestro pueblo ha madurado y aprendido a diferenciar los que hablan con la
verdad de quiénes pretenden seguir utilizándolos para enriquecerse.
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