lunes, 9 de junio de 2014

Un país, muchas realidades

Los venezolanos seguimos entrampados en la crisis institucional, de un lado el gobierno cree que lo hace bien, y del otro lado, la crítica más feroz. Si vemos los medios de comunicación del estado, la realidad es encomiable, a diferencia de los medios privados que cada uno nos presenta su propia realidad. Lo que si podemos afirmar es que la gran mayoría de los venezolanos atraviesan una severa crisis, tanto social como económica. Unos afirman que ha disminuido la pobreza, otros que ha aumentado. Para mi no hacen falta estadísticas, con solo levantar la mirada en nuestra ciudad, Caracas, la realidad nos da en el rostro, cada día son más los venezolanos que cruzan el umbral hacia la marginalidad . La construcción de ranchos depredadores del ambiente, a los márgenes de la capital, es muestra fiel de que la fábrica de pobres sigue en ascenso. La producción de pobreza escapa a la acción gubernamental, en eso somos autosuficientes. Quienes nos gobiernan no han entendido que los planes asistencialistas no son suficientes. Estos planes que deberían ser circunstanciales, al convertirse en permanentes  lo que generan es más miseria, no logran movilidad social, atrapando a quienes los reciben, en el llamado círculo de la pobreza, visión sociológica que afirma que los que nacen pobres, crecen, y mueren pobres. Sobre la pobreza en nuestros días se ha escrito mucho, autores de la talla de Stiglitz,  Amartya Sen, y ahora la irrupción de Thomas Piketty,  han advertido, que si no se disminuyen los niveles de pobreza, el futuro para los países es incierto.
En nuestro continente se han dado experiencias que nos dicen que si es posible disminuir los niveles de pobreza, países como Ecuador, Uruguay, Perú, para no tomar como ejemplo al gigante del Sur, Brasil, que logró sacar, bajo los gobiernos de Cardozo y Lula, a más de 20 millones de sus conciudadanos de la pobreza extrema. Pero son los países más pequeños los que llaman la atención, logrando en lapsos cortos de tiempo, hablamos de menos de 10 años, reducir significativamente los grados de desigualdad.
¿Cómo lo hicieron? Lo primero fue unificar objetivos y ponerse de acuerdo en políticas básicas, se entendió que la idea no era hundir el barco, era sacarlo a flote, y tanto los que gobernaban como los que no, colaboraron para ello. La oposición, en estos países, sin dejar de serlo, no declinó sus principios, pero entendieron que era necesario remar todos juntos para salir del foso. ¿De quién es la mayor responsabilidad para que esto suceda?, ciertamente de quienes nos gobiernan. El presidente debe entender que se agotó el discurso revanchista y pendenciero de brabucón de barrio, que de seguir así el país le va a explotar en la cara. Le recomiendo que invite a una reunión de trabajo a Lula, Correa, Pepe Mujica y a Ollanta Humala, y les pregunte cómo lo hicieron, o aproveche que alguno de ellos están desocupados y los instale en la presidencia.

Y los que del lado de la oposición hacen todo lo posible para que el país reviente, que recuerden que sus hijos, y sus nietos son a los que les va a tocar seguir sobreviviendo en una nación desmembrada y sitiada por la violencia, que entre otras causas, es generada por la pobreza.


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