Los venezolanos seguimos entrampados en la
crisis institucional, de un lado el gobierno cree que lo hace bien, y del otro
lado, la crítica más feroz. Si vemos los medios de comunicación del estado, la
realidad es encomiable, a diferencia de los medios privados que cada uno nos
presenta su propia realidad. Lo que si podemos afirmar es que la gran mayoría
de los venezolanos atraviesan una severa crisis, tanto social como económica.
Unos afirman que ha disminuido la pobreza, otros que ha aumentado. Para mi no
hacen falta estadísticas, con solo levantar la mirada en nuestra ciudad,
Caracas, la realidad nos da en el rostro, cada día son más los venezolanos que
cruzan el umbral hacia la marginalidad . La construcción de ranchos
depredadores del ambiente, a los márgenes de la capital, es muestra fiel de que
la fábrica de pobres sigue en ascenso. La producción de pobreza escapa a la
acción gubernamental, en eso somos autosuficientes. Quienes nos gobiernan no
han entendido que los planes asistencialistas no son suficientes. Estos planes
que deberían ser circunstanciales, al convertirse en permanentes lo que generan es más miseria, no logran
movilidad social, atrapando a quienes los reciben, en el llamado círculo de la
pobreza, visión sociológica que afirma que los que nacen pobres, crecen, y
mueren pobres. Sobre la pobreza en nuestros días se ha escrito mucho, autores
de la talla de Stiglitz, Amartya Sen, y ahora
la irrupción de Thomas Piketty, han
advertido, que si no se disminuyen los niveles de pobreza, el futuro para los países
es incierto.
En nuestro continente se han dado experiencias que
nos dicen que si es posible disminuir los niveles de pobreza, países como
Ecuador, Uruguay, Perú, para no tomar como ejemplo al gigante del Sur, Brasil, que
logró sacar, bajo los gobiernos de Cardozo y Lula, a más de 20 millones de sus conciudadanos
de la pobreza extrema. Pero son los países más pequeños los que llaman la
atención, logrando en lapsos cortos de tiempo, hablamos de menos de 10 años, reducir
significativamente los grados de desigualdad.
¿Cómo lo hicieron? Lo primero fue unificar
objetivos y ponerse de acuerdo en políticas básicas, se entendió que la idea no
era hundir el barco, era sacarlo a flote, y tanto los que gobernaban como los
que no, colaboraron para ello. La oposición, en estos países, sin dejar de
serlo, no declinó sus principios, pero entendieron que era necesario remar
todos juntos para salir del foso. ¿De quién es la mayor responsabilidad para
que esto suceda?, ciertamente de quienes nos gobiernan. El presidente debe
entender que se agotó el discurso revanchista y pendenciero de brabucón de
barrio, que de seguir así el país le va a explotar en la cara. Le recomiendo
que invite a una reunión de trabajo a Lula, Correa, Pepe Mujica y a Ollanta
Humala, y les pregunte cómo lo hicieron, o aproveche que alguno de ellos están desocupados
y los instale en la presidencia.
Y los que del lado de la oposición hacen todo lo
posible para que el país reviente, que recuerden que sus hijos, y sus nietos
son a los que les va a tocar seguir sobreviviendo en una nación desmembrada y
sitiada por la violencia, que entre otras causas, es generada por la pobreza.
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