lunes, 1 de mayo de 2017

Este primero de mayo pasará a la historia como el día en que el movimiento sindical venezolano claudicó frente a los intereses partidistas.

El movimiento sindical ha venido atravesando por más de 15 años toda una política de control por parte de aquellos que pregonan el Socialismo del Siglo XXI, para nadie es un secreto el accionar desde todas las instituciones públicas, como por ejemplo el Ministerio del Trabajo y el CNE, para controlar al movimiento sindical, buscando con ello domesticar a una clase trabajadora contestataria, pero que en la actualidad no encuentra liderazgos que la enrumben en la defensa de sus verdaderos intereses. No era de extrañar escuchar al presidente Chávez regañando en cadena nacional a los directivos de sindicatos, afirmando que un dirigente sindical no podía poner los “intereses mezquinos” de sus trabajadores (entendiendo estos como una beca para útiles escolares, un HCM, bonos de productividad, entre otros)  por encima de los intereses generales de la nación, que para esta clase política terminan siendo los intereses del partido de gobierno. Esta realidad no ha cambiado con la partida del “comandante eterno”, sus herederos mantienen la misma línea política, y ahora en manos del que se hace llamar el “presidente obrero”.
Es imposible no ver el deterioro en que han llegado las diferentes centrales obreras en el país, casi a su desaparición, sin democracia interna y sin voceros calificados que sean reconocidos por los trabajadores como sus líderes laborales, no hay quién les hable de la grave problemática que arropa a la clase trabajadora. Es paradójico que en estos años hayan aumentado el número de sindicatos, siendo estos impulsados desde el gobierno y avalados por el Ministerio del trabajo, y esta nueva matrícula de afiliación no refleja beneficios a favor de los trabajadores, y menos en la mejora de sus condiciones laborales; las contrataciones colectivas se han dejado a un lado, los intereses de los trabajadores pasaron a un segundo plano, esto debido a la confrontación política, a la polarización. La poca dirigencia que se mantiene al frente de los organismos sindicales, algunos con más tiempo de lo necesario, ya no hablan en nombre de los trabajadores y sus intereses, hablan en nombre de los intereses de las diferentes cúpulas partidistas, sean estas del gobierno o de la oposición, con salvadas excepciones.  

Ver en la actualidad a voceros de partidos asumiendo la convocatoria a la marcha del 1ro de Mayo, con consignas vacías de contenido laboral, y a unos pocos dirigentes sindicales sirviendo de relleno, es un indicativo de lo que he denominado la claudicación del movimiento sindical frente a intereses que no les son propios, ya que no es adecuado que los trabajadores defiendan los intereses de los patronos, sean estos públicos o privados, se deben es a la defensa de los intereses de sus trabajadores, en la lucha por la mejora en su calidad de vida, mediante la conquista de un salario decente, de condiciones laborales acordes con la modernidad, una seguridad social que los saque de la miseria, planes de jubilación que les den el descanso merecido al culminar su vida laboral; ¿dónde están estos reclamos el día del trabajador? ¿Quiénes hacen estas exigencias?, y ¿en nombre de quién?

¿Con cuál legitimidad algunos emplazan a los trabajadores? Y les reclamaran que no es momento de defender sus derechos, que ahora la prioridad es el cambio del “régimen”, que no es momento para desviar la lucha en exigencias laborales, derechos de los trabajadores que en la actualidad son relevados a un segundo plano, coincidiendo con las mismas prédicas del “líder de Sabaneta”. Encontrándose en estas consignas  los bandos en pugna,  ya que la protesta callejera no es en defensa de la clase trabajadora, para unos es la defensa de la “revolución”, y para otros la batalla final para salir de quienes gobiernan.


Por cierto pregunto, esos que reclaman que es la hora de la defensa de los valores democráticos, en ellos, ¿incluirán la libertad y la autonomía sindical?

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