Frente a la
crisis los trabajadores gallardamente asumen su papel, que no es otro que salir
en la defensa de su salario y condiciones materiales de vida. Vemos como
sectores como el de la salud, encabezado por las enfermeras, los eléctricos,
telecomunicaciones, universitarios, entre otros, han comenzado a organizarse
luego de años en que el movimiento sindical y gremial fue secuestrado por un
proyecto político que se hace llamar obrerista.
En estos momentos son los propios
trabajadores y sus dirigentes, que muchos de ellos estuvieron y aún están del
lado de la mal llamada revolución, los que han salido a la calle con un objetivo claro,
reclamarle al patrono Estado su obligación de garantizar un salario decente,
que cubra las necesidades básicas de todos y cada uno de los trabajadores.
El gobierno hundido
en una crisis hiperinflacionaria, sin miras a salir de ella, queda inerte
frente a estas múltiples protestas laborales, muchas de ellas encabezadas por
sectores que aún se hacen llamar revolucionarios. Frente a este proceso
movilizador de la clase trabajadora, a la par se esta dando en los diversos sectores sociales, iniciativas para enfrentar la crisis, como viene ocurriendo en
las diferentes urbanizaciones y los sectores populares, donde se comienzan a
dar formas organizativas para colaborar y hacer más llevadera la crisis de los
servicios públicos y de alimentación, sectores que se reagrupan y organizan para
asumir, hasta donde sus posibilidades lo permitan, palear la grave situación
que estamos atravesando.
Este cuadro
político-social debe ser entendido con claridad meridiana, son diferentes sectores
que la situación país los ha llevado a organizarse en defensa de sus derechos, y a la
vez le hacen una exigencia al responsable de la crisis, al gobierno, ya que no hay otro
responsable del debacle económico y social.
Pero es aquí donde hay que hacer
una advertencia, ya que hay muchos que creen que este es un proceso que puede
ser utilizado con otros fines, muy alejados de lo reivindicativo. Como es el
caso de algunos que comienzan a querer cabalgar sobre estas movilizaciones, pretendiendo hacerse voceros del descontento
social, tratando de convocar a paros y huelgas generales, sin darse cuenta que le hacen
un gran daño a estas protestas, que por su carácter reivindicativo no han sido
reprimidas, muy por el
contrario, han sido acompañadas solidariamente por los cuerpos de seguridad del Estado, a
los que se oye decir, que “ojala consigan los aumentos, así a nosotros también
nos toca”.
Esto ha
impedido que el gobierno, que esta de manos atadas e incapacitado de resolver
la situación económica, se le haya ocurrido reprimir a los trabajadores que a diario
están en la calle reclamando sus derechos, hasta nuestros adultos mayores han
tenido que trancar las vías exigiendo el pago completo de sus pensiones. Pero
cuidado, aquellos que pretenden darle otra orientación a la protesta, podrían darle
una válvula de escape al gobierno, que al ver que la protesta se torna violenta
e insurreccional, tendría la excusa perfecta para arremeter salvajemente contra
los trabajadores que manifiestan legítimamente.
Aquellos que
vociferan, y hacen llamados desaforados desde Miami, Bogotá o Madrid, y alguno
que otro desconectado de los movimientos sociales desde hace años, de que llegó
el momento de la insurrección popular, que sigamos el “glorioso ejemplo del
pueblo nicaragüense”, y su vez nos acusan, a los que aún permanecemos aquí
dando la cara, de carencia testicular, les llamo a la reflexión y les recuerdo,
que ya el pueblo venezolano ha ofrendado muchas vidas por los errores que
muchos de estos que gritan a diario desde otras latitudes se niegan a
reconocer, como fueron, entre otros, las llamadas guarimbas.
Ojalá logren
comprender que la marcha y la recomposición de estas instituciones democráticas,
como son los gremios y sindicatos, tienen sus propios tiempos, que allí el
inmediatismo lo que puede lograr es la castración de estos movimientos que
comienzan a asomar y a fortalecerse, pero que aún tiene mucho camino por andar.
Lo que debemos y podemos hacer cada uno desde nuestras trincheras, es apoyar y
tratar solidariamente de orientar su lucha, exigiéndole al gobierno nacional el respeto al
derecho legítimo a la protesta pacífica y reivindicativa de los trabajadores, y
que a su vez asuma su responsabilidad y comience a aplicar las medidas económicas
que le devuelva el poder adquisitivo al salario.
¡Ah! y un consejo, en estos día
a un diputado muy mediático, los propios trabajadores lo corrieron
de una de estas protestas, queriendo de asomado salir en las fotos, allí los
trabajadores son muy celosos, su dirigencia es la que ellos asumen y reconocen,
la que por años ha estado a su lado sufriendo sus mismas penurias, y eso hay
que respetarlo.