lunes, 23 de julio de 2018

La protesta social y reivindicativa





Frente a la crisis los trabajadores gallardamente asumen su papel, que no es otro que salir en la defensa de su salario y condiciones materiales de vida. Vemos como sectores como el de la salud, encabezado por las enfermeras, los eléctricos, telecomunicaciones, universitarios, entre otros, han comenzado a organizarse luego de años en que el movimiento sindical y gremial fue secuestrado por un proyecto político que se hace llamar obrerista. 
En estos momentos son los propios trabajadores y sus dirigentes, que muchos de ellos estuvieron y aún están del lado de la mal llamada revolución, los que han salido a la calle con un objetivo claro, reclamarle al patrono Estado su obligación de garantizar un salario decente, que cubra las necesidades básicas de todos y cada uno de los trabajadores.
El gobierno hundido en una crisis hiperinflacionaria, sin miras a salir de ella, queda inerte frente a estas múltiples protestas laborales, muchas de ellas encabezadas por sectores que aún se hacen llamar revolucionarios. Frente a este proceso movilizador de la clase trabajadora, a la par se esta dando en los diversos sectores sociales, iniciativas para enfrentar la crisis, como viene ocurriendo en las diferentes urbanizaciones y los sectores populares, donde se comienzan a dar formas organizativas para colaborar y hacer más llevadera la crisis de los servicios públicos y de alimentación, sectores que se reagrupan y organizan para asumir, hasta donde sus posibilidades lo permitan, palear la grave situación que estamos atravesando.
Este cuadro político-social debe ser entendido con claridad meridiana, son diferentes sectores que la situación país los ha llevado a organizarse en defensa de sus derechos, y a la vez le hacen una exigencia al responsable de la crisis, al gobierno, ya que no hay otro responsable del debacle económico y social. 
Pero es aquí donde hay que hacer una advertencia, ya que hay muchos que creen que este es un proceso que puede ser utilizado con otros fines, muy alejados de lo reivindicativo. Como es el caso de algunos que comienzan a querer cabalgar sobre estas movilizaciones,  pretendiendo hacerse voceros del descontento social, tratando de convocar a paros y huelgas generales, sin darse cuenta que le hacen un gran daño a estas protestas, que por su carácter reivindicativo no han sido reprimidas, muy por el contrario, han sido acompañadas solidariamente por los cuerpos de seguridad del Estado, a los que se oye decir, que “ojala consigan los aumentos, así a nosotros también nos toca”.
Esto ha impedido que el gobierno, que esta de manos atadas e incapacitado de resolver la situación económica, se le haya ocurrido reprimir a los trabajadores que a diario están en la calle reclamando sus derechos, hasta nuestros adultos mayores han tenido que trancar las vías exigiendo el pago completo de sus pensiones. Pero cuidado, aquellos que pretenden darle otra orientación a la protesta, podrían darle una válvula de escape al gobierno, que al ver que la protesta se torna violenta e insurreccional, tendría la excusa perfecta para arremeter salvajemente contra los trabajadores que manifiestan legítimamente.
Aquellos que vociferan, y hacen llamados desaforados desde Miami, Bogotá o Madrid, y alguno que otro desconectado de los movimientos sociales desde hace años, de que llegó el momento de la insurrección popular, que sigamos el “glorioso ejemplo del pueblo nicaragüense”, y su vez nos acusan, a los que aún permanecemos aquí dando la cara, de carencia testicular, les llamo a la reflexión y les recuerdo, que ya el pueblo venezolano ha ofrendado muchas vidas por los errores que muchos de estos que gritan a diario desde otras latitudes se niegan a reconocer, como fueron, entre otros, las llamadas guarimbas.
Ojalá logren comprender que la marcha y la recomposición de estas instituciones democráticas, como son los gremios y sindicatos, tienen sus propios tiempos, que allí el inmediatismo lo que puede lograr es la castración de estos movimientos que comienzan a asomar y a fortalecerse, pero que aún tiene mucho camino por andar. Lo que debemos y podemos hacer cada uno desde nuestras trincheras, es apoyar y tratar solidariamente de orientar su lucha, exigiéndole al gobierno nacional el respeto al derecho legítimo a la protesta pacífica y reivindicativa de los trabajadores, y que a su vez asuma su responsabilidad y comience a aplicar las medidas económicas que le devuelva el poder adquisitivo al salario.  
¡Ah! y un consejo, en estos día a un diputado muy mediático, los propios trabajadores lo corrieron de una de estas protestas, queriendo de asomado salir en las fotos, allí los trabajadores son muy celosos, su dirigencia es la que ellos asumen y reconocen, la que por años ha estado a su lado sufriendo sus mismas penurias, y eso hay que respetarlo.

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