La Organización Internacional del Trabajo todos los años adopta el 12 de junio para llamar la atención sobre alguna de las formas de trabajo infantil citadas en la convención No.182. Comenzando por sus peores formas, tales como la trata de niños, seguidas por el trabajo doméstico y el trabajo infantil en minas. Esta fecha tiene por objeto la movilización de gente alrededor del mundo contra el trabajo infantil.
Una de las grandes promesas del régimen fue la de rescatar a los niños de la calle, lamentablemente ha sido otra de las tantas incumplidas. Este gobierno ha tratado de esconder esta realidad con mensajes propagandísticos y medidas efectistas, como el del cambio de la terminología, ahora son llamados “niños de la patria”, pero siguen en la calle. Ir al fondo del problema va más allá que estas medidas de carácter propagandístico. A esta situación debemos sumarle otro drama que viven nuestros niños, el trabajo infantil, si aceptamos, y de acuerdo a un trabajo no muy reciente de la Unicef del 2007, donde se nos afirma que Venezuela es uno de los países de América Latina con menor tasa de trabajo infantil, un 2,2 por ciento, lo que nos dice es, que para ese año había un aproximado de 80.774 niños y niñas de 10 a 15 años trabajando o lo que es peor, sub-empleados o en la economía informal, y si a esto le sumamos cifras del mismo informe que nos indica que en el 2007, 100.349 de la misma franja de edad ni estudiaban ni trabajaban (un 2,73%), estamos hablando de casi 200 mil niños explotados o en trabajos denigrantes, cifra inaceptable para una sociedad que aspire un verdadero desarrollo humano.
Claro está que estas cifras han ido en aumento, esto debido a que las políticas para enfrentar esta situación no han sido eficientes, y si seguimos sumando tragedias no debemos olvidar la de los niños que se encuentran en pobreza extrema, los que salen a las calles a mendingar, a los que podemos ver transitando libremente por las calles de nuestras principales ciudades, siendo victimas de todo tipo de maltrato; hambre, violaciones, insultos, vicios como el alcohol, drogas, entre otros. Una realidad inocultable, que cada día nos da en la cara.
El gobierno nacional sabe y esta consiente de esta situación, y lo mejor que se le ocurre es crear una serie de subsidios directos para esta población, la que ha sido excluida por mucho tiempo. Lo criticable no es el subsidio en sí, lo inaceptable es que luego de 12 años es que se pretenda atacar este mal. Los subsidios en situaciones como estas son necesarios, nadie lo discute, el problema es que deben ir acompañados de medidas de carácter estructural que logren erradicar el problema en sí a mediano y largo plazo, de lo contrario lo que se logrará es mantener en un estado de indefensión a un porcentaje de la población, que por cierto es el más vulnerable, a los que no se les dan oportunidades verdaderas que los ayuden a salir de esta situación. Claro está, después que un niño se va a la calle es muy difícil que retorne a su hogar, y menos cuando sabemos que estos niños vienen de hogares destruidos, los cuales son echados a la calle sin ninguna consideración. Es allí donde el estado debe fijar las primeras estrategias, el cómo lograr que la gran mayoría de los venezolanos tengan hogares estables y bien estructurados, pero cosa difícil cuando en ese hogar, por ejemplo, el padre esta desempleado, o la falta del padre obliga a los menores a abandonar los estudios para irse a la calle a ganar el sustento de la familia, pasando a formar parte de la estadística del trabajo infantil, que por cierto en la mayoría de las veces es un trabajo precario y mal remunerado.
*Las fotos son de la calle Las Flores de Catia
*Las fotos son de la calle Las Flores de Catia
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