Este refrán le va muy bien al gobierno, y es que la cara de
Maduro en la Asamblea Nacional al presentar la solicitud de la Ley Habilitante
fue todo un poema. De acuerdo estoy con muchos de los diagnósticos de nuestros
problemas que allí se plantearon, sobre todo cuando realiza el análisis del porqué la
Venezuela rentista, que ha vivido por más de un siglo de la renta petrolera, no
logra dar pie con bola.
Para nadie es un secreto que el campo fue abandonado, y una
gran mayoría de empresarios descubrieron que era mucho más fácil importar que
producir, viendo como sus ganancias se multiplicaban de una manera grosera sin
el menor esfuerzo, lo que ha traído como resultado que nuestro país no haya sido capaz, luego de
más de cien años de la industrialización en el mundo, de tener un parque
industrial aceptable. Este ha sido uno de nuestros más graves males, ya que
este arrastra tras de sí otros que son de tipo social y cultural, que nos han
colocado a la cola en el desarrollo de nuestros hermanos del continente. Uno, y
creo que el más grave de ellos, es creernos que somos un país rico, que el
estado debe mantenernos por esa razón, voy más allá y me atrevo afirmar que somos el único país del continente
donde es posible vivir sin trabajar, ya que el estado está obligado, y así lo
ha internalizado un gran número de venezolanos, a darnos nuestra parte del petróleo.
Esa relación de dependencia de los ciudadanos con el gobierno de turno ha sido
nuestro peor mal, un país que recibe más de la mitad de sus ingresos, los
cuales son producidos por menos de cien mil trabajadores, nos dice que algo
anda mal. Y a esto le sumamos que los venezolanos, al contrario de la creencia,
no somos dueños del petróleo, lamentablemente el dueño del petróleo es el
gobierno de turno, que tiene todo el poder de hacer con el ingreso que de él se
obtiene, lo que mejor le parezca, el cómo
repartirlo y utilizarlo queda a la discrecionalidad de unos pocos.
Esta relación petróleo-sociedad
ha creado una fórmula perversa de dependencia y sumisión de vastos sectores de
nuestra población, y no solo de los sectores empobrecidos y marginados, también
de una cantidad de seudo empresarios que se han situado estratégicamente alrededor
del gobierno para timarnos, es esa la nueva
boliburguesía, que no es tan nueva por cierto, que logró, como lo denunció en su memento la
expresidente del Banco Central Edmée Betancourt, "que la Comisión de
Administración de Divisas (CADIVI) le otorgara el año pasado más de 20.000
millones de dólares a empresas fantasmas o de maletín", por lo que fue
destituida del cargo, o por lo menos es lo que parece.
Por ello es que afirmo
que el enfermo no mejora; Nicolás, el problema no somos los venezolanos que tenemos
todo el derecho, (que no creo seamos muchos), de salir del país a conocer otras latitudes, el
monto en divisas que han sido asignados para viajes al exterior en ese rubro debe
ser ínfimo comparado con la denuncia hecha por la ingeniero Edmée Betancourt. Los que están saqueando al país no están en el aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía,
las capta huellas las debes poner un poco más cerca de Miraflores, allí es
donde encontrarás el verdadero cadivismo.
Saludos Daniel. Te recomiendo leas el libro de Pedro Luis Rodriguez, EL PETROLEO COMO INSTRUMENTO DE PROGRESO. Aqui el autor rompe con el paradigma del clientelismo y plantea una nueva relacion Estado-Ciudadania. Altamente recomendable!
ResponderBorrarSi ese Pedro Luis es de Aragua, he hablado con él muchas veces, no sabía que tenía un libro, ya voy a tratar de conseguirlo, gracias
Borrar