Es imposible dejar de hablar de este tema, y más cuando las
estadísticas de los asesinatos cometidos con armas de fuego son devastadoras. Es
ocioso contar los planes de seguridad que se han querido implementar, al igual
que las innumerables comisiones que se han instalado a lo largo de estos
últimos años para tratar el tema de la inseguridad, sumando a éstas de
origen gubernamental, una gran cantidad de propuestas que han salido de las
organizaciones de Derechos Humanos. Pareciera ser que no hay capacidad por
parte del gobierno para enfrentar esta realidad, el desarmar de la población civil debe ser el objetivo a lograr.
En un país hermano como ecuador se prohibió el
porte de arma desde el 2009, logrando disminuir los índices de homicidios de
una manera drástica. Un estudio realizado por la ONODC (Oficina de Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito), nos coloca como el país de América del Sur
con la mayor tasa de homicidios para el
año 2010, contabilizando 13.080 fallecidos en hechos violentos, con un índice
de 45,1 por cada 100.000 habitantes, seguidos por Brasil con una taza de 21,
menos de la mitad comparándolo con nuestro país, y no es que Brasil no tenga
problemas tan parecidos a los nuestros como la pobreza y miseria que se
reflejan en sus grandes favelas, es que ellos si entendieron que este flagelo
debía ser combatido con toda la autoridad del estado, y por cierto no fue en
los gobiernos dictatoriales o neoliberales brasileños que se asumieron medidas
drásticas para luchar contra la violencia y lograr desarmar a la población, fue
en los gobiernos de Lula que se decidió, y se comenzó con los grandes operativos
de desarme en los sectores populares, medida que fue implementada con la
colaboración de ejército.
Igualmente se enfrentó el problema de las cárceles y
el tráfico de drogas; fueron creados cuerpos de seguridad con competencias
especiales para desarrollar estas tareas, era imposible hacerlo con los cuerpos
policiales que para la época estaban contaminados y penetrados por el hampa
organizada. Fue un problema que se atendió y se sigue atendiendo con voluntad
política, que creo es lo que le falta a este gobierno.
Será que la incapacidad está llegando a tales niveles que el gobierno se ha rendido ante este tema que pone en riesgo la soberanía del país, si la soberanía, porque la invasión que tanto pregonan no viene de alguna potencia extranjera, la invasión se está desarrollando en los actuales momentos en nuestras ciudades, donde se vive en un estado de sitio permanente; en los sectores populares manda el hampa, los que asumen la custodia de territorios que son controlados por bandas armadas hasta los dientes, y a esto le sumamos que nuestros cuerpos de seguridad en su mayoría están disminuidos o penetrados por la delincuencia. Habrá que preguntarle al presidente de INDEPABIS, Eduardo Samán si: ¿eran paramilitares colombianos o marines estadounidenses los que lo atacaron con granadas en mano y armas largas a las puertas de su oficina?
Será que la incapacidad está llegando a tales niveles que el gobierno se ha rendido ante este tema que pone en riesgo la soberanía del país, si la soberanía, porque la invasión que tanto pregonan no viene de alguna potencia extranjera, la invasión se está desarrollando en los actuales momentos en nuestras ciudades, donde se vive en un estado de sitio permanente; en los sectores populares manda el hampa, los que asumen la custodia de territorios que son controlados por bandas armadas hasta los dientes, y a esto le sumamos que nuestros cuerpos de seguridad en su mayoría están disminuidos o penetrados por la delincuencia. Habrá que preguntarle al presidente de INDEPABIS, Eduardo Samán si: ¿eran paramilitares colombianos o marines estadounidenses los que lo atacaron con granadas en mano y armas largas a las puertas de su oficina?
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