Mis amigos
del gobierno obrerista parece que perdieron la memoria, y es que no hay que ir muy lejos
para recordar los estrepitosos argumentos y acusaciones que
se hicieron por la supuesta “entrega y venta de las prestaciones sociales”, esta
prédica llevó, después de años, a la elaboración de una nueva ley del trabajo, que
devolvió la retroactividad y el “verdadero valor” de las prestaciones sociales.
A ver hagamos un pequeño ejercicio matemático: el salario mínimo actual es de Bs.
11.577,81, y la ley me dice que se debe depositar en la cuenta del trabajador quince
(15) días de salario cada trimestre, calculado con el último salario devengado,
esto sería para el que gana salario mínimo 15 x salario diario = 5.787,9 Bs. trimestrales, si el trabajador logra
mantenerse en su empleo, recibiría un total de 17.363,71 Bs. al año. Si vemos los
precios del mercado, actualmente no le alcanzaría ni para comprar una licuadora,
tal vez le alcance para comprar una plancha. Para hacer justicia, en los años ochenta
y noventa un trabajador que pedía su adelanto de prestaciones para la
adquisición de vivienda, por lo menos el monto le alcanzaba para pagar la
inicial, hoy es impensable que esto sea así.
Otro de los
argumentos que fue utilizado con fuerza por muchos que defendimos el salario,
era la mal sana forma de bonificación del mismo, se implementó una fórmula para
poder ajustar los sueldos, que no era otra cosa que la bonificación del
salario, para que este monto asignado mediante bonos no formaran parte del
salario y así poder burlar la ley, y lo recibido como pago no tuviera
incidencia en derechos laborales como: las prestaciones sociales, el bono
vacacional, las utilidades, horas extras y todo aquello que entrara en cálculo
del salario integral.
En la actualidad debido a la política en materia de
sueldos y salarios que ha implementado el gobierno, en una carrera para vencer
la inflación, que por cierto está destruyendo el salario real a paso de
vencedores, descubrió otra forma de burlar los compromisos laborales, actualmente el bono de cesta ticket o bono
alimenticio llega a estar en 13.275 Bs., superior al salario mínimo, lo que
directamente está burlando o timando a los trabajadores, ya que al no formar
parte del salario se deja de percibir más del
100% en los montos que se refieren, entre otros, a vacaciones, utilidades, y
las propias prestaciones sociales.
Si
realizamos el mismo ejercicio que hicimos con el salario mínimo para calcular
nuestras prestaciones sociales, aplicándolo al bono alimenticio el trabajador
está dejando de percibir el primer año, para quienes ganan salario mínimo un
monto de 19.912,5 Bs., más de lo que percibe por su salario, que tampoco se
adapta a la realidad del mercado, y si a esto le aplicamos la tasa
inflacionaria, la destrucción del salario es más que evidente. Pero lo
criticable es que estos que se hacen llamar defensores del salario han
retrocedido a lo más perverso de los que ellos mismos han dada en llamar la
cuarta república. Ahora habrá de preguntarse, ¿Quiénes son los verdaderos
ladrones de nuestras prestaciones sociales?
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