Tenemos años
en una confrontación política electoral interminable, elecciones tras elecciones, y cuando no las
hay se les inventan, lo que ha devenido en años de atraso e involución, con una
población que aceleradamente pierde calidad de vida, mientras trata de
sobrevivir a una batalla campal a la que nos han llevado con una irresponsabilidad
abismal. Una lucha política donde nadie quiere reconocer al otro, en la cual se le ha hecho creer a un grupo de la población que todas las elecciones han sido
fraudulentas, irrespetando el sentir de grandes sectores sociales. Las
elecciones que como mecanismos de resolución de conflictos sirven para generar
paz y entendimiento, muy por el contrario en nuestro territorio las elecciones
han sido tan desprestigiadas que terminan siendo detonantes de más violencia, y esto, en parte, al no querer reconocer al que obtuvo la mayoría. A estas alturas algunos aún se
preguntan si vale la pena votar.
Viendo las últimas
elecciones en nuestro continente se siente cierta envidia al escuchar como los
candidatos que son vencidos en las contiendas electorales reconocen sus
derrotas con suma gallardía, anunciando
que seguirán en la lucha por construir un mejor país, pero ello no significa
desconocer al otro, ni descalificar a aquellos que prefirieron una opción
diferente, aceptando el no haber sido lo suficientemente capaz para convencer
a un porcentaje mayor de ciudadanos de su proyecto político, admitiendo con humildad
que los otros no son los equivocados.
La lucha democrática
en política es la lucha de las ideas, es la posibilidad de convencer para poder
lograr la conexión con las grandes mayorías y así obtener el apoyo necesario
para triunfar en la contienda electoral, un discurso vacío y confrontacional es a lo
que nos han querido acostumbrar en estos últimos años, discursos llenos de
descalificativos y de zafiedad, discursos vacíos y faltos de contenido, que lo
único que pretenden es mantener la crispación política, anunciándonos en cada
uno de ellos "el acabose, el ya no se aguanta más, es ahora o nunca", ya que si
no salimos de esto solo nos espera el Armagedón; mientras tanto el país se nos
va de las manos.
¿Qué se
puede entender como un país políticamente normal?, no es más que los electos
por la voluntad popular cumplan con sus deberes, que los alcaldes y
gobernadores se dediquen a resolver los males que a diario agobian a sus
ciudadanos, no como hacen algunos que actualmente se dedican a convocar marchas
para enfrentar al Imperio, o a ser jefes de campañas y contiendas políticas de
todo tipo, con esto lo que logran es seguir generando zozobra y angustias en la
población, es hora de que se dediquen a atender las calamidades que a diario
afrontamos los ciudadanos con solo salir a la calle. Que los que fungen como
ministros presenten planes a mediano y largo plazo que puedan ser compartidos
por todos para desarrollar al país, que inviten a los mejores sin importar su
tendencia política a aportar ideas en la solución de los problemas que nos
atañen, que entendamos una vez por todas que las buenas intenciones no bastan, que hay que tener conocimiento profesional y experiencia de lo que se hace, que el presidente
que como máxima autoridad sea el ejemplo de dignidad, ética y compromiso con
todos, sin exclusión, entienda que en la situación en que nos encontramos,
luego de años de confrontación, ¡sólo él no puede!, que depende de un gran
acuerdo nacional para superar la crisis, con el concurso de todos para lograr sanear
años de deterioro moral, social y económico.
De los
sectores de oposición ¿qué debemos esperar?, entre otras cosas que sean sinceros
con quienes se sienten representados por esa opción, que expresen sin temor que
es necesario respetar los lapsos constitucionales y no seguir con la predica de
que: “es hoy o nunca, que el país no aguanta más”, algunos hasta llegan con
esta excusa a invocar la aplicación de la Carta Democrática, lo que traería
mayores sufrimientos para los venezolanos. Que esperen su momento para
gobernar, y sean capaces de vender una idea y un proyecto que logre convencer a
las grandes mayorías, que realmente se conviertan en una posibilidad cierta de
ser un gobierno que logre abatir los males que nos aquejan, que demuestren que
son mejores que los que están circunstancialmente en el poder, que podamos
compartir la única batalla en que la gran mayoría de los venezolanos están
dispuestos a participar, que no es más que por la construcción de un país mejor,
que no sean factor de mayores divisiones y que entiendan que nadie podrá
gobernar en un país en ruinas, dividido y sumido en la violencia.
Necesitamos políticos que dediquen su esfuerzo a garantizar la mayor suma de felicidad para las próximas generaciones y no la mayor suma de votos para las proximas elecciones...
ResponderBorrarTotalmente de acuerdo, saludos
BorrarExcelente artículo.
ResponderBorrarExcelente artículo.
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