domingo, 13 de marzo de 2016

Quiero vivir en un país políticamente normal

Tenemos años en una confrontación política electoral interminable, elecciones tras elecciones, y cuando no las hay se les inventan, lo que ha devenido en años de atraso e involución, con una población que aceleradamente pierde calidad de vida, mientras trata de sobrevivir a una batalla campal a la que nos han llevado con una irresponsabilidad abismal. Una lucha política donde nadie quiere reconocer al otro, en la cual se le ha hecho creer a un grupo de la población que todas las elecciones han sido fraudulentas, irrespetando el sentir de grandes sectores sociales. Las elecciones que como mecanismos de resolución de conflictos sirven para generar paz y entendimiento, muy por el contrario en nuestro territorio las elecciones han sido tan desprestigiadas que terminan siendo detonantes de más violencia, y esto, en parte, al no querer reconocer al que obtuvo la mayoría. A estas alturas algunos aún se preguntan si vale la pena votar.
Viendo las últimas elecciones en nuestro continente se siente cierta envidia al escuchar como los candidatos que son vencidos en las contiendas electorales reconocen sus derrotas con suma gallardía,  anunciando que seguirán en la lucha por construir un mejor país, pero ello no significa desconocer al otro, ni descalificar a aquellos que prefirieron una opción diferente, aceptando el no haber sido lo suficientemente capaz para convencer a un porcentaje mayor de ciudadanos de su proyecto político, admitiendo con humildad que los otros no son los equivocados.

La lucha democrática en política es la lucha de las ideas, es la posibilidad de convencer para poder lograr la conexión con las grandes mayorías y así obtener el apoyo necesario para triunfar en la contienda electoral,  un discurso vacío y confrontacional es a lo que nos han querido acostumbrar en estos últimos años, discursos llenos de descalificativos y de zafiedad, discursos vacíos y faltos de contenido, que lo único que pretenden es mantener la crispación política, anunciándonos en cada uno de ellos "el acabose, el ya no se aguanta más, es ahora o nunca", ya que si no salimos de esto solo nos espera el Armagedón; mientras tanto el país se nos va de las manos.
¿Qué se puede entender como un país políticamente normal?, no es más que los electos por la voluntad popular cumplan con sus deberes, que los alcaldes y gobernadores se dediquen a resolver los males que a diario agobian a sus ciudadanos, no como hacen algunos que actualmente se dedican a convocar marchas para enfrentar al Imperio, o a ser jefes de campañas y contiendas políticas de todo tipo, con esto lo que logran es seguir generando zozobra y angustias en la población, es hora de que se dediquen a atender las calamidades que a diario afrontamos los ciudadanos con solo salir a la calle. Que los que fungen como ministros presenten planes a mediano y largo plazo que puedan ser compartidos por todos para desarrollar al país, que inviten a los mejores sin importar su tendencia política a aportar ideas en la solución de los problemas que nos atañen, que entendamos una vez por todas que las buenas intenciones no bastan, que hay que tener conocimiento profesional y  experiencia de lo que se hace, que el presidente que como máxima autoridad sea el ejemplo de dignidad, ética y compromiso con todos, sin exclusión, entienda que en la situación en que nos encontramos, luego de años de confrontación, ¡sólo él no puede!, que depende de un gran acuerdo nacional para superar la crisis, con el concurso de todos para lograr sanear años de deterioro moral, social y económico.


De los sectores de oposición ¿qué debemos esperar?, entre otras cosas que sean sinceros con quienes se sienten representados por esa opción, que expresen sin temor que es necesario respetar los lapsos constitucionales y no seguir con la predica de que: “es hoy o nunca, que el país no aguanta más”, algunos hasta llegan con esta excusa a invocar la aplicación de la Carta Democrática, lo que traería mayores sufrimientos para los venezolanos. Que esperen su momento para gobernar, y sean capaces de vender una idea y un proyecto que logre convencer a las grandes mayorías, que realmente se conviertan en una posibilidad cierta de ser un gobierno que logre abatir los males que nos aquejan, que demuestren que son mejores que los que están circunstancialmente en el poder, que podamos compartir la única batalla en que la gran mayoría de los venezolanos están dispuestos a participar, que no es más que por la construcción de un país mejor, que no sean factor de mayores divisiones y que entiendan que nadie podrá gobernar en un país en ruinas, dividido y sumido en la violencia.

4 comentarios:

  1. Necesitamos políticos que dediquen su esfuerzo a garantizar la mayor suma de felicidad para las próximas generaciones y no la mayor suma de votos para las proximas elecciones...

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