martes, 13 de agosto de 2013

¿Constituyente?


Alguien podrá pensar que el problema que viven los venezolanos es por falta de leyes, que la conflictividad social que atraviesa nuestro país es debido a que la constitución es mala o buena, será que el caos y la anomia que vivimos a diario, ¿son por falta de una normativa jurídica? La convivencia es un hecho social que se presenta desde la aparición del hombre sobre la tierra, el vivir en sociedad tiene por lo menos dos aristas, la primera de ella es que somos por naturaleza animales gregarios y esto nos lleva a agruparnos, y la segunda es nuestro propio desarrollo histórico-social, ya que en los tiempos donde el hombre era lobo del hombre nos vimos en la necesidad de llegar a un mínimo de acuerdos para sobrevivir, sumado a ello nos encontrábamos frente a un mundo hostil el cual nos vimos obligados a domesticar, en donde prevaleció la necesidad de colaboración entre los primeros seres humanos por encima del egoísmo que también nos es natural, obligando a los primeros hombres a mancomunarse para superar lo agreste de la naturaleza que podía arrebatarle la vida en cualquier momento. Así se lograron las primeras normas de convivencia, que por cierto no estaban escritas, y estas fueron acatadas por la gran mayoría sin otra atadura que el propio compromiso. Fue una obligación el llegar a entenderse entre sus pares para poder sobrevivir. Es desde allí que surge, por vía de acuerdo, la conformación de los primeros asentamientos humanos.  El hombre fue obligado por las circunstancias que lo rodeaban  a entenderse, de allí nace el pacto social que deriva en lo que hoy conocemos como el contrato social que nos refiere el filósofo Rousseau, que luego con el pasar del tiempo estos acuerdos de convivencia se convirtieron en normas escritas, el primero que se conoce fue el Código de Hammurabi, creado en el año 1760 a. C. por el rey Hammurabi de Babilonia en la antigua Mesopotamia, mejor conocido como la Ley del Talión, otro de ellos  las Tablas de Moisés en las que quedaron plasmados los Diez Mandamientos, donde el profeta Moisés recibió directamente de manos de Yahveh una lista de órdenes que los israelitas debían respetar para lograr la convivencia en sana paz, en el año 1250 a. C..
Esta nueva necesidad, que no es otra que plasmar por escrito las normas de coexistencia, nos llevó a lo que hoy conocemos como la Constitución, siendo las primeras de la época moderna las surgidas de la Revolución francesa y de la norteamericana, donde se plasmaron los derechos del hombre y los límites a los poderes gubernamentales, que por cierto las dos surgen del poder constituyente originario, como nos lo diría el abate Sieyès.
 Ahora, y en las circunstancias de hoy ¿será posible redactar una nueva constitución sin un acuerdo y entendimiento previo de los sectores en pugna? La pregunta es ¿qué necesitamos? una nueva constitución, o un nuevo pacto de convivencia. Para aquellos que asumen la convocatoria de una constituyente, creo que hay algo que se les olvida, y es que la gran mayoría de los venezolanos están agobiados por múltiples problemas, que sería ocioso de mi parte enumerar, que no tienen nada que ver con los intereses de una parte de la clase política que perdió el norte hace ya mucho tiempo, que no les preocupa enrumbarnos nuevamente hacia una confrontación política de tamaña envergadura, la que nos podría llevar por caminos inciertos con fines nada claros, a ello le sumamos que para el gobierno sería una vía de escape para desviar los verdaderos problemas de la gente,  ya que plantearle a los venezolanos que la solución de sus dramas pasa por la convocatoria a una asamblea constituyente sería, para decir lo menos, una gran falsedad.


 

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