lunes, 16 de septiembre de 2013

¿Militarismo?


Hace algunos años se puso de moda colocar en la parte interior del automóvil, cercano al parabrisas, la gorra militar, fuera esta de cualquiera de sus fuerzas, era como una forma de prevenir a los “civiles” que tuviesen cuidado que en ese auto iba un militar. Esto duró hasta que se sucedieron los hechos del 27 de febrero de 1989, no hubo gorra ni cachucha que quedara visible, el miedo, o tal vez la indignación y la vergüenza hizo que esta práctica, algo pedante, desapareciera por muchos años.
Pero al parecer el tiempo hace olvidar a muchos las causas que llevaron a tan lamentables hechos. Actualmente veo con indignación que esta práctica se ha puesto nuevamente de moda, pero no por parte de los militares, sino por algunos empleados públicos que se creen de alguna casta superior en nuestra sociedad, se observan modernos vehículos con gorras de PDVSA, el SENIAT y el CNE, dándole también a este grupo de trabajadores por comprar unos porta carnet como si pertenecieran a algún cuerpo de seguridad del estado. Pero allí no culmina la cosa, ya que si fuera nada más por pura pantallería, tal vez no importaría, por aquello que a cada quién con sus acciones con tal no embrome a otro, es la actitud de estos servidores públicos, que se creen superiores y te tratan con irrespeto, superando en creces la arrogancia con que algunos oficiales de la fuerza armada tratan a los “civiles”, por cierto término utilizado de forma peyorativa en los cuarteles para descalificar a algún soldado.
Esta moda impuesta es preocupante, no por el comportamiento de alguno de estos individuos, lo grave es que se encuentra acompañada de un alto grado de militarización de la sociedad, ya los oficiales de nuestro ejército no necesitan poner sus gorras a la vista de todos, es que a diario y en cualquier lugar nos topamos con alguno de ellos, esto sin contar los que ocupan en comisión de servicio cargos en la administración pública, y a la vez se le suma la escuela de Hugo Chávez que hizo a muchos de estos oficiales tener aspiraciones políticas, no siendo las aspiraciones el inconveniente, ya que tienen derecho a ello, el problema se da al parcializarse por una tendencia política y utilizar su investidura para promocionarse públicamente con un discurso gobiernero por parte de algunos altos oficiales, que nos hablan en un tono nada agradable, como si no fuéramos lo suficientemente capaces de existir sin ellos.
A este discurso se le agrega un componente que ya se siente odioso, y es la muletilla de utilizar a Chávez para todo, si van a tapar un hueco es por mandato del “comandante eterno”, si limpian una escuela es gracias al “líder supremo de la revolución”, y pare usted de contar, pareciera que no se hayan sin el “caudillo eterno”. Males que venimos arrastrando desde la época de la independencia, creemos que los militares son los salvadores de la patria, que cosa más alejada de la realidad. Hace poco el presidente de Uruguay Pepe Mujica en los actos de los 60 años de conmemoración del Asalto al Cuartel Moncada, que se realizó en la Habana les espetó en sus caras que “el mundo saldrá de la prehistoria el día que los cuarteles sean escuelas y universidades, frase lapidaria dicha enfrente de un régimen militarista como el cubano, que ahora se hace acompañar por el nuestro.

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