Las
declaraciones llenas de angustia y rabia por parte de Nicolás Maduro, al
denunciar ante el país que hay un saboteo económico, y toda una conspiración
para desestabilizar al gobierno son ciertas, y a estas le debemos sumar la
certeza de que hay quienes creen que la salida es un golpe militar. Que hay
conspiradores es verdad, el único problema que veo es que nuestro amigo no
ubica a los saboteadores ni a los golpistas, creo que sus servicios de
inteligencia han estado fallando, y es comprensible, los cubanos no conocen del
todo la idiosincrasia del venezolano, que a todo le busca la vuelta y de ello
hace un chiste.
Estoy
convencido de que hay una conspiración económica en marcha desde hace muchos
años, y voy a cumplir con mi deber de venezolano de denunciar quiénes son los
que la encabezan, entre ellos figura un tal Jorge, que dirige una banda que va
desde Ministerio de Finanzas al Banco Central, los denominan la banda de los
“enanos del banco nieves”, parece que es por sus dotes en lo que tiene que ver
con la minería en la extracción del oro de las bóvedas del Banco Central. Estas
dos instituciones que dirigen la economía del país quedan a pocas cuadras una
de la otra, y esto les posibilita a los saboteadores económicos el asedio
malicioso a los trabajadores, a los que les dan ordenes conspirativas, al
parecer ofrecieron un bono de fin de año para aquellos que logren que la
inflación pase del 50%, esto ha hecho la competencia entre los saboteadores muy
reñida.
Igual
situación se está presentando dentro de los cuarteles, que parece han sido
confundidos con mercales, por lo largo de las colas que se ve en sus entradas, me
dicen que es por la conscripción, no por la conspiración. Allí se ha puesto en
marcha todo un plan para dar un golpe, seguro que están poblando nuestros
cuarteles de puros escuálidos. El problema sigue siendo la imposibilidad de
identificar al cabecilla de esta maniobra apátrida y pro imperialista, pero me
llegan rumores, y no es que quiera competir con Bocaranda, que el militar que
encabeza toda esta conspiración golpista se hace llamar Teresa, lo que no me
informan si es su nombre verdadero o un seudónimo usado en la
clandestinidad.
Hay un tercer sector que
viene conspirando con mayor fuerza, es el que tiene que ver con los alimentos, los
cuales gracias a la conspiración, están por las nubes, y a este complot se le suma
la escasez y la especulación. En este rubro ha sido más difícil dar con el
responsable, ya que pareciera que es un mostro de mil cabezas el que la dirige,
pero le recomiendo al compañero obrero que no siga buscando lejos de su
entorno, que el conspirador no está en fedecamaras, ese Jorge no es Roig, y la
señora Teresa no es Albanes, y si le da tiempo, ahora que no tiene avión
presidencial para andar recorriendo el mundo, se dé una vuelta por los mercales
y los bicentenarios, y hable con sus compañeros trabajadores, estos le sabrán
decir quiénes son los verdaderos conspiradores que se han dado a la tarea de
especular y esconder los alimentos.
Manuel
Castells Oliván (Hellín, Albacete,
España, 9 de febrero de 1942) es un sociólogo y profesor universitario de Sociología
y de Urbanismo
en la Universidad de California en Berkeley, así como director del Internet
Interdisciplinary Institute en la Universidad Abierta de Cataluña y
presidente del consejo académico de Next International Business School.
Según el Social
Sciences Citation Index 2000-2009, Manuel Castells es el quinto académico
de las Ciencias Sociales más citado del mundo y el académico de las Tecnologías
de la Información y la Comunicación (TIC) más citado del mundo.[]
Trata -entre
otros temas- en profundidad sobre la Sociedad de la Información, y habla de la
Teoría del Estado, como un problema de información en su obra El Estado Red.
En los últimos
veinte años ha llevado a cabo una vasta investigación en la que relaciona la
evolución económica y las transformaciones políticas, sociales y culturales en
el marco de una teoría integral de la información, cuyo ejemplo más claro puede
ser el Proyecto Internet Catalunya que coordina. Los resultados de su trabajo
se recogen en la trilogía La Era de la Información, traducida a varios
idiomas y que ha sido encumbrada por Anthony Giddens, asesor de Tony Blair, al
nivel de los esfuerzos explicativos que Marx o Max Weber hicieron por
interpretar la sociedad industrial. Si bien otros autores, más críticos, la
consideran una obra que se limita a hacer un voluminoso resumen de las obras de
Alvin Toffler, Yoneji Masuda, John Naisbitt, Saskia Sassen, James Martin entre
otros. Lo que sí parece ser un hecho es que Castells es actualmente uno de los
autores de referencia en el campo del estudio de la Sociedad de la Información.
Desde el 16 de febrero del 2006 es académico de número de la Real Academia de
Ciencias Económicas y Financieras, con la medalla número 38. Su discurso de ingreso fue «De la función de producción agregada a la
frontera de posibilidades de producción: productividad, tecnología y
crecimiento económico en la era de la información».
El término "autoridad" tiene origen
romano y era comúnmente concebido como parte de una trilogía que incluía la
religión y la tradición. En este primer significado, se considera "que los
que están en posición de la autoridad hacen cumplir, confirman o sancionan una
línea de acción o de pensamiento" (Sartori, 1989). En el sentido moderno
del término, la autoridad se ha definido de varias formas como: Atributo de una
persona, cargo u oficio que otorga un derecho a dar órdenes; Es una relación entre los cargos de superior y
subordinado; Es una cualidad que hace que una orden se cumpla. Pareciera que en los actuales momentos el
gobierno ha sido incapaz de hacer cumplir su autoridad, veamos ejemplos de ello:
Se habló de la ley desarme, y han hecho todo un montaje comunicacional para que
la sociedad sienta que están dando los
pasos necesarios para cumplir lo ofrecido, pero lamentablemente para un gran
número de venezolanos esto ha sido solo eso, una puesta en escena, y así los
hechos lo demuestran. Sin querer dar datos estadísticos sobre el número de
homicidios que se cometen con armas de fuego, solo uno de ellos ejemplifica
esta lamentable realidad; van 56 funcionarios policiales asesinados por armas
de fuego en la zona metropolitana en lo que va de año. Esto nos indica que
nuestras autoridades no han sido capaces de hacer cumplir esa orden.
Otro ejemplo del que debemos hacer mención es
el de las cárceles, donde el estado con el mayor descaro entregó su autoridad a
los reclusos, nuestras cárceles se convirtieron en guetos de poder dentro del
propio estado. El gobierno escogió la ruta más fácil, abandonó su autoridad
para que los reos se las arreglaran como pudieran, y crearan sus propias normas
de convivencia. De allí nacen estas estructuras perversas que tienen a la
cabeza a los delincuentes más peligrosos y sanguinarios, pues al estado le fue
más cómodo dejar que los reos se organizaran a lo interno, logrando algún grado
de convivencia y de orden, dejando que ellos controlasen le seguridad interna,
las visitas conyugales, la diversión, la alimentación y se dotaran de sus propias sanciones, como
por ejemplo, aquel que le faltara o agrediera a un familiar de algún recluso
era asesinado.
Lo de la cárcel de Sabaneta ejemplifica esto de
la manera más dantesca, el recluso que es catalogado como el “pran” Edwin Soto,
apodado "El Mocho Edwin", líder de las áreas Penal y de La Máxima,
junto a 30 hombres que conforman su "carro", con armas largas,
granadas y chalecos antibalas, derribó una pared del área de Procemil para
tratar de tomar el control de esa zona. El "pran" de esa área,
Ricardo Moreno, produjo un incendio para evitar el ingreso de ese bando y se
desató un prolongado intercambio de tiros y bombas. (El Universal: 18/09/2013).
Esta acción que envidiaría cualquier productor de cine de Hollywood, dejo 16 reclusos asesinados, sumándose a los 289 reos que han perdido la vida en los
primeros seis meses del año, esto de acuerdo a las cifras del Observatorio
Venezolano de Prisiones.
Con
estos sucesos los venezolanos nos preguntamos, qué espera el gobierno para
ejercer el mandato que le confiere la constitución y hacer cumplir sus órdenes
aplicando su autoridad en estas dos materias tan delicadas. La autoridad del
propio estado se pone en entredicho, y recordando el concepto básico de estado:
Como el conjunto de instituciones que poseen la autoridad y potestad para
establecer las normas que regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y
externa sobre un territorio determinado. Será que estamos en presencia de la
disolución del estado por la incapacidad de aquellos que en la actualidad
ocupan las instituciones que están llamadas a poner un alto en esta matanza,
haciendo valer y cumplir sus órdenes. El problema no es Siria, Libia o el
Imperio, el problema que urge es atender el de la violencia en nuestras calles.
Hace algunos años se puso de moda colocar en la parte
interior del automóvil, cercano al parabrisas, la gorra militar, fuera esta de
cualquiera de sus fuerzas, era como una forma de prevenir a los “civiles” que
tuviesen cuidado que en ese auto iba un militar. Esto duró hasta que se
sucedieron los hechos del 27 de febrero de 1989, no hubo gorra ni cachucha que
quedara visible, el miedo, o tal vez la indignación y la vergüenza hizo que
esta práctica, algo pedante, desapareciera por muchos años.
Pero al parecer el
tiempo hace olvidar a muchos las causas que llevaron a tan lamentables hechos. Actualmente
veo con indignación que esta práctica se ha puesto nuevamente de moda, pero no
por parte de los militares, sino por algunos empleados públicos que se creen de
alguna casta superior en nuestra sociedad, se observan modernos vehículos con
gorras de PDVSA, el SENIAT y el CNE, dándole también a este grupo de
trabajadores por comprar unos porta carnet como si pertenecieran a algún cuerpo
de seguridad del estado. Pero allí no culmina la cosa, ya que si fuera nada más
por pura pantallería, tal vez no importaría, por aquello que a cada quién con
sus acciones con tal no embrome a otro, es la actitud de estos servidores
públicos, que se creen superiores y te tratan con irrespeto, superando en creces
la arrogancia con que algunos oficiales de la fuerza armada tratan a los
“civiles”, por cierto término utilizado de forma peyorativa en los cuarteles
para descalificar a algún soldado.
Esta moda impuesta es preocupante, no por el
comportamiento de alguno de estos individuos, lo grave es que se encuentra
acompañada de un alto grado de militarización de la sociedad, ya los oficiales
de nuestro ejército no necesitan poner sus gorras a la vista de todos, es que a
diario y en cualquier lugar nos topamos con alguno de ellos, esto sin contar
los que ocupan en comisión de servicio cargos en la administración pública, y a
la vez se le suma la escuela de Hugo Chávez que hizo a muchos de estos
oficiales tener aspiraciones políticas, no siendo las aspiraciones el inconveniente,
ya que tienen derecho a ello, el problema se da al parcializarse por una
tendencia política y utilizar su investidura para promocionarse públicamente con
un discurso gobiernero por parte de algunos altos oficiales, que nos hablan en
un tono nada agradable, como si no fuéramos lo suficientemente capaces de
existir sin ellos.
A este discurso se le agrega un componente que ya se siente
odioso, y es la muletilla de utilizar a Chávez para todo, si van a tapar un
hueco es por mandato del “comandante eterno”, si limpian una escuela es gracias
al “líder supremo de la revolución”, y pare usted de contar, pareciera que no
se hayan sin el “caudillo eterno”. Males que venimos arrastrando desde la época
de la independencia, creemos que los militares son los salvadores de la patria,
que cosa más alejada de la realidad. Hace poco el presidente de Uruguay Pepe
Mujica en los actos de los 60 años de conmemoración del Asalto al Cuartel
Moncada, que se realizó en la Habana les espetó en sus caras que “el mundo saldrá de la prehistoria el día que los cuarteles sean escuelas y universidades”, frase
lapidaria dicha enfrente de un régimen militarista como el cubano, que ahora se
hace acompañar por el nuestro.
De verdad
que Caracas cada día es menos vivible, en parte por la violencia que se ha
instalado en muchos de sus habitantes, y por la otra, el caos generalizado en
que transcurren sus días. De la ciudad de los techos rojos que conocieron nuestros
padres no queda nada. Caminar por nuestras calles es toda una odisea épica, aventuras
que me imagino vivieron hombres y mujeres en los tiempos de la barbarie, que al
igual que nosotros debieron enfrentar a unos individuos que mal encarados montan
sus caballos de hierro atropellando todo a su paso, no respetando ninguna norma
conocida, y para completar la escena dantesca aparecen unos elefantes de
hierro, bien maltrechos por cierto, botando chorros de humo por sus trompas y
haciendo ruidos ensordecedores, de los que debes huir apresuradamente pero con
sumo cuidado, ya que las aceras o caminos están llenos de trampas: huecos,
trabajos inconclusos, tanquillas sin tapas, vendedores de cualquier cosa y en
cualquier parte, y de repente, te encuentras en medio de un tornado lleno de
desagradables oloresy suciedades, una
selva moderna. Caracas no ha sido planificada, no hay armonía visual, puedes
pasar de una casa vieja y en ruinas a un edificio monstruoso con ventanas de
vidrios. El tráfico es provocado en gran medida por los propios conductores, no
hay un sistema de paradas para el transporte público, la mayoría no respeta
semáforo alguno, incluyendo a las propias autoridades que son los primeros
infractores. Hasta ahora no hay
autoridad que logre ordenar la ciudad, los motorizados trancan la autopista apenas
llovizna, y lo hacen de forma desafiante; recuerdo la vez que tomaron la
asamblea nacional para impedir que se aprobara la ley que regularía su tránsito
dentro de la ciudad, fueron miles los que tomaron el centro de la ciudad atropellando
y sometiendo a todos los que a su paso encontraban, como cuando los Hunos invadían Europa, el resultado, no
hay ley que los regule, ya que no hay autoridad que los enfrente.
La
contaminación sónica ha aumentado en un alto porcentaje en los últimos años, a
las motos le han puesto cornetas de carro que tocan como diversión, los conductores
de las camionetas públicas le han puesto trompetas de aire comprimido a sus
vehículos las que hacen sonar por cualquier cosa, o para torturarnos tal vez.
Pareciera que las ordenanzas y las leyes son, como diría Arturo Uslar Pietri, para
los “pendejos”.
El flamante alcalde que tenemos se llena la boca hablando de
los espacios recuperados, la plaza de Bolívar, algún boulevard, y alguno que
otro espacio, pero la verdad es que para llegar a estos espacios se deben
atravesar una cantidad de obstáculos que los hacen inexistentes, o
impenetrables cual ciudad medieval amurallada. ¿Cuándo nuestra ciudad contará
con un alcalde que simplemente la ordene y haga cumplir las normas?, ¿será esto
mucho pedir?